viernes, 29 de julio de 2022

De leyenda: Caminos subterráneos en Santo Domingo

En febrero de 2005, en la capital del Santo Reino, muchas personas del entorno de los Baños Árabes aseguraron que un investigador había encontrado la misteriosa Mesa de Salomón. Esta persona lo hizo tras bajar a un sótano de una vivienda particular y perderse por el mismo. Al parecer, esos sótanos comunicaban directamente con uno de los caminos subterráneos secretos que aun pueden mantenerse en pie en la ciudad.


Por esa zona, según cuenta la leyenda, existe una especie de corredor que lleva hasta una sala circular que conecta con otros cuatro caminos. De estos pasadizos se comenta que llevan hacia el nacimiento del Raudal, el Castillo de Santa Catalina, los Baños Árabes y la Catedral de la Asunción de Jaén. Quizá estos caminos siguen existiendo porque en época árabe, estos túneles pudieron ser usados para transportar agua desde el raudal hacia importantes enclaves de la ciudad.

También existen unos escritos en los que se deja constancia que el propio Enrique Romero de Torres, mientras recorría los Baños Árabes en 1913, se encontró con una galería de 1,85 metros de altura y que pasaba por debajo de la actual plaza conocida como Santa Luisa de Marillac. A los 18 metros, este camino subterráneo se detiene por estar tapiada.

Pero no son los únicos pasadizos que pueden existir en Jaén. Existen historiadores que sostienen que aun existe un pasadizo que conecta el antiguo palacio de los reyes moros con los famosos Baños Árabes, y algunos vecinos mantienen que aún existen recovecos subterráneos en el desaparecido foro romano, de gran amplitud y que se podía recorrer a caballo, otro que cruza la calle Santo Domingo con la calle Trinidad, y un último camino subterráneo que puede existir en la calle Zumbajarros y que sube hasta el Castillo de Santa Catalina.


viernes, 22 de julio de 2022

Barrios de Jaén: San Lorenzo

La barriada de San Lorenzo fue, antaño, una de las zonas de la ciudad cuya identidad ha desaparecido con el transcurso de los años. Su centro neurálgico fue, es y será la desaparecida parroquia de San Lorenzo, del siglo XIII, de la que aún se mantiene en pie el famoso monumento conocido como Arco de San Lorenzo.


Este espacio religioso fue edificado sobre cantones, debido a la geografía de la calle. Su plazuela, llamada de San Lorenzo, conectaba con otras vías anexas, como la calle de San Lorenzo, la calle Parrilla, la calle Madre de Dios y la calle Maestra Alta, hoy renombrada como Almendros Aguilar. Sobre el actual arco se levantó el presbiterio del templo y su sacristía, conservadas también actualmente.

De la iglesia se conoce que sólo disponía de un priorazgo y un beneficio y que estaba formada por una sola nave cubierta de artesonado que llegaba a la actual casa número cuatro de la calle que lleva su nombre. También contaba con una lonja dirección la calle Parrilla donde, en su planta baja y con acceso independiente, se abrió una capilla dedicada al santo titular.

Esta parroquia se cerró al público sobre el año 1820, al quedar sus cimientos muy dañados durante la Guerra de la Independencia. De este modo, la parroquia pasó a integrarse en el Convento de la Merced, arrastrando con ella la parroquia de Santiago, anexionada a ésta años atrás. Finalmente, sobre los años veinte del siglo diecinueve, pasó finalmente a formar parte de la iglesia de San Bartolomé, desapareciendo su fábrica en 1827 pero manteniendo en pie su torreón con sus dependencias interiores intactas.

En 1832, el obispado vendió el solar de la iglesia a don José Carrillo Serrano, con obligación de que se levantara en ese punto una casa sin que éste señor se adueñara de la capilla del arco. Doce años más tarde, debido al desprendimiento de unas piedras del torreón, dicha casa fue dañada y, como compensación, se le indemnizó al señor Carrillo con la dependencia alta de dicha torre.

A finales del siglo XIX el Ayuntamiento de Jaén acordó demoler el Arco de San Lorenzo, pero un grupo de académicos solicitaron a la Real Academia de San Fernando que lo salvara de un trágico final, como así sucedió, ya que fue declarado el arco Monumento Nacional. No fue hasta la dictadura franquista, en 1968, cuando se consiguió la recuperación de la estancia superior tras una restauración llevada a cabo por el prestigioso arquitecto Luis Berges, cediéndose el espacio a la Asociación Amigos de San Antón en 1981.

La calzada del arco, en el siglo XX, se rebajó para que las procesiones pudieran pasar bajo el mismo, en especial la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La calle Parrilla, por otro lado, a la altura de la parroquia, tuvo una imagen labrada en piedra dedicada a San Lorenzo mostrando su parrilla. En ella también existió un pilar de agua que en la actualidad ha desaparecido.

En la actual calle Maestra se construyó un notable palacio que sirviera de residencia de la familia De Iranzo-De Torres. Este edificio se encontraba rodeado de la calle Maestra, de la Plaza de la Audiencia, de la calle Colón, de la calle Cerón y de la calle Bernardo López. Posteriormente, esta casa-palacio estuvo vinculada durante muchos años a los Condes de Villadompardo.

Tras distintas remodelaciones, sobre el lugar han existido baños y lavaderos públicos, el Teatro de la Audiencia, el Casino Español, el Casino Primitivo y, actualmente, el Teatro Darymelia y bloques de pisos y las sedes de los transformados palacios de Cultura y de Asuntos Sociales, de propiedad municipal.

Respecto a la Plaza de la Audiencia se puede comentar que todavía sigue un observatorio básico para ver y comprender el viejo Jaén, y justo en ella se inicia el callejón del Baño de la Audiencia, un rincón que servía de entrada hacia unos oscuros callejones hasta que estos se destruyeron y se edificó la actual calle Colón a finales del siglo XIX. Allí se encontraba el Baño de la Audiencia, propiedad de los Marqueses de Bélgida.

Campillejo de las Cruces fue un espacio urbano nacido en la antemuralla de la ciudad que iba hasta la calle Tiradores, actual Ruiz Romero. Este lugar fue modificado por completo para trazar la calle Doctor Eduardo Arroyo. En la popular calle Compañía se instauró en 1614 la casa, colegio y residencia de la compañía de Jesús, con una iglesia típicamente jesuítica, dedicada a San Eufrasio y donde se veneró a la Virgen del Alba.

A finales del siglo XVIII, tras la expulsión de los jesuitas, se instalaron en el edificio los Reales Estudios de la Concordia y el Monte de Piedad de Nuestra Señora de los Dolores. A mediados del siglo XIX pasó a ser Instituto Provincial de Segunda Enseñanza y Escuela Normal de Magisterio hasta que en 1947 el edificio se rehabilitó para instaurar allí el Conservatorio Oficial de Música, hasta la actualidad.

Junto a la calle de San Lorenzo se encuentra la calle del Jesús, una vía donde existió una hornacina con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Ya para concluir, en el espacio comprendido entre la calle Cambil y la calle Almagro existió, a mediados del siglo XX, un cine de verano conocido como Cine San Lorenzo, hoy también desaparecido.

viernes, 15 de julio de 2022

En el olvido: Puerta de Martos

Caminando por la actual calle Baja de la Magdalena actualmente podríamos seguir disfrutando de la Puerta de Martos si esta se hubiera mantenido en pie. Era la primera puerta con la que se topaba la muralla cuando esta bajaba del Castillo de Santa Catalina. La defendía unos torreones que fueron rebajados en 1705 cuando ya no cumplía ese papel defensivo que la caracterizaba.

Desde allí el camino buscaba los ejidos de Santa Isabel y la Coronada Vieja, desde donde partían los senderos hacia Andújar y Martos. La muralla entonces hacía un quiebro y se dirigía a la también desaparecida Puerta del Aceituno.

Su aspecto descubría su origen musulmán aunque las piedras de su basamento fueran romanas. Como anécdota histórica se puede decir que por ella entró un día de mayo de 1525 Carlos V para visitar Jaén.

La elevación de sus muros, su visión sobre la vega y la campiña y una serie de arcos estrechos y muy altos formaban un punto defensivo que la hacía inexpugnable. Jugó un papel fundamental en la Guerra de la Independencia y más tarde en el conflicto bélico entre los carlistas y las tropas del General Riego, en 1823. Esta última guerra la volvió a poner en servicio, rehabilitándose su fortificación.

A mediados del siglo XIX algunos vecinos la tomaron con la puerta, alegando que era muy estrecha y que impedía el tránsito de los carruajes, y el Ayuntamiento, en 1865, acordó su demolición. Esta se hizo a medias, ya que durante muchos años se han mantenido en ese lugar las piedras de sus muros. De la puerta solo queda el espacio angosto del terreno provocada por esa entrada.

viernes, 8 de julio de 2022

La expulsión de los moriscos de la capital del Santo Reino

A finales de 1609, después de finalizar la denominada Guerra de las Alpujarras organizada por los moriscos granadinos contra el reino español, del que éste último salió vencedor, su majestad Felipe IV ordena a Juan de Mendoza, marqués de San Germán, a que prepare la misma armada de galeras y naves que se habían ocupado de la expulsión de los moriscos en el levante para expulsar a los moros de Murcia, Jaén, Villa de los Hornachuelos y el resto de Andalucía.

Ante este hecho, el caballero veinticuatro de Jaén, don Pedro del Salto Valtodano, apoyado por el otro caballero don Ambrosio del Águila, comienzan a denunciar a los moriscos de la ciudad. Este grupo perseguido por el reino cristiano estaba sometido a un tipo de servicio especial o a impuesto, por lo que días antes de la publicación del bando llegó a la capital del Santo Reino un reputado genovés para cobrar una cantidad extraordinaria a la casa consistorial de Jaén con el fin de que indemnizara económicamente a los futuros moriscos expulsados.

Tras la publicación del bando municipal, el cabildo de la ciudad se reunió días más tarde de forma extraordinaria para decidir consultar con la corte real las dudas que suscitaron dicha orden de Felipe IV.

La población morisca representaba el 10 por ciento de los vecinos de nuestra ciudad. Todos ellos tuvieron que dejar sus bienes en manos cristianas, quienes se encargaron de su gestión en los siguientes años. Todos debían dirigirse a tierras africanas. Aquellos que salieron por Málaga se establecieron en países como Argelia, Marruecos y Túnez.

Sin embargo, el 6 de septiembre de 1613 el corregidor de Jaén recibió una carta del conde de Salazar en la que se quejaba de que en Jaén y su término no se respetó el bando ordenado desde Madrid y exigía el cumplimiento del mismo, como así sucedió.

Una crónica negra de nuestro país como tantas veces ha sucedido con diversos colectivos a lo largo de nuestra historia.

viernes, 1 de julio de 2022

Las obras de Pedro Machuca en la capital del Santo Reino

Se podría decir que el arquitecto toledano fue uno de los responsables de la introducción del estilo renacentista a la manera como la entendió Italia en suelo español. En 1520, año en que visita por primera vez nuestra ciudad, Pedro Machuca realizaría la obra de pintura y dorado del altar de Santa María de la Consolación en la Santa Iglesia Catedral, destruido en la Guerra Civil por parte del bando republicano.

También algunos historiadores sostienen que pudo diseñar un relieve que formó parte del retablo del Corpus de la iglesia de Santa María Magdalena, vinculado oficialmente a Jacobo Florentino y a Jerónimo Quijano.

Veinte años más tarde, el arquitecto volvió a la ciudad después de unos años dedicado exclusivamente a su trabajo en Granada para construir el retablo de la Virgen de la Capilla en la Basílica Menor de San Ildefonso. En ella, además de Pedro Machuca, intervienen los pintores Lucas Quiterio y Lorenzo Gómez. El retablo estaba compuesto por cuatro tableros cuya pintura fue ejecutada por nuestro protagonista. Esta construcción fue sustituida, presumiblemente, en 1690 por otra obra de estilo barroco diseñada por don Andrés Bautista Carrillo.

También cabe la posibilidad de que el arquitecto y pintor pudo realizar el retablo mayor de la basílica justo cuando terminó el retablo de la patrona en ese mismo año. Este retablo pudo ser cambiado en 1734 por uno nuevo ante el lamentable estado de conservación que sufría.

Lo que sí está demostrado es que Pedro Machuca también se encargó, por aquella época, del retablo mayor de la iglesia de San Andrés. En esta representación se desarrollaría un programa pictórico con un marcado protagonismo del artista. Se piensa que la construcción pudo finalizarse al año siguiente de su inicio. Un retablo que, con el paso del tiempo, ha sufrido innumerables modificaciones.

En la primavera de 1546 Pedro Machuca recibió el encargo de diseñar el retablo para la capilla de San Pedro de Osma en la Catedral de Jaén, una obra existente en la actualidad en la sala capitular de la misma. Consta de un armazón reducido, rigurosamente ordenado, y limitado a los marcos de las diferentes pinturas, en el que se desarrolla una guarnición de talla con motivos de medallas o sarmientos, hojas y racimos de vid. El ático escapa de la traza general porque adopta un diseño semicircular con decoración calada en el que se dan cita motivos naturalistas semejantes a la decoración del armazón y los grutescos.

El clero se quedó tan impresionado con el resultado que estos le encargaron al arquitecto la realización de dos retablos más destinados a las capillas funerarias de don Pedro Monrroy y de don Pedro de Ocón. También se comenta que pudo diseñar el retrato de la Sagrada Familia, conocida también como de la Virgen de la Cinta, uno de los dibujos más característicos de nuestra joya renacentista.

Ante tanto trabajo, Pedro Machuca se compró una casa en la actual calle Bernabé Soriano, vivienda que posteriormente ampliaría para poder disfrutar de una mejor residencia. Lamentablemente, su vida llegó a su fin en 1550, siendo su hijo, Luis de Machuca, quien continuó con la labor de su padre.