viernes, 27 de agosto de 2021

Exposición del Renacimiento en la Santa Iglesia Catedral

Un 2 de octubre de 1992, de la mano del entonces Presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves, se inauguró en el interior de la Santa Iglesia Catedral la exposición más representativa que Jaén haya conocido sobre el Renacimiento. 1400 metros cuadrados y más de 70 maquetas formaron parte de una colección por la que pasaron casi cien mil visitantes en los dos meses que la presentación estuvo abierta.

En ese momento, el exalcalde de la capital, José María de la Torre, pidió formalmente a la administración regional la cesión de la explotación de la exposición para ser expuesta de forma permanente en un edificio que se habilitaría para acoger la misma. Aunque llegó a firmarse el protocolo de cesión a la ciudad, aún eligiendo como sede el Palacio del Capitán Quesada, el proyecto se frustró y, desde entonces, no se han conocido nuevos detalles al respecto.

En la actualidad, maquetas, enseres, planos, video promocional, documentos y otros elementos se han fragmentado repartiendo los mismos entre Jaén, Úbeda y Sevilla. En el Archivo Histórico Provincial de Jaén se exhibe la maqueta de la Catedral de Jaén y algunos documentos. El resto se encuentra guardado en unos almacenes sin determinar.

Úbeda, que también acogió la exposición en abril de 1995, tiene en una sala del Hospital de Santiago una maqueta del mismo edificio. Lamentablemente, esta sala no se encuentra abierta al público. Por último, el resto de piezas residen en la capital andaluza, bajo la tutela de la Dirección de Bellas Artes que las expone frecuentemente en diferentes municipios de la provincia sevillana.

Gracias a esta muestra la provincia jiennense aumentó su autoestima al reconocer su patrimonio, al subrayar el orgullo del renacimiento con su arte y su monumentalidad y sirvió de impulso para que ciudades como Úbeda y Baeza se decidieran a dar el paso para solicitar ser declaradas ciudades Patrimonio de la Humanidad.

Quien sabe si algún día, como con otros tantos proyectos, se puede disfrutar de un sueño que lleva tres décadas perdido por cualquier rincón desconocido de nuestra región.

viernes, 20 de agosto de 2021

La vida de Miguel Hernández en Jaén

El 18 de febrero de 1937 el poeta Miguel Hernández redacta la siguiente carta a su entonces prometida Josefina Manresa en la que le comenta lo siguiente:

“Te voy a dar una noticia que no sé si te agradará o no te agradará. A lo mejor ya no puedo recibir carta tuya aquí, en Madrid. Un día de estos salgo para Andalucía. No te puedo dar muchos detalles sobre mi viaje porque conviene que no se haga público”.


Por aquella época el escritor, tras su estancia en Madrid, pasó a formar parte del Altavoz del Frente (órgano encargado de la propaganda de la República) bajo la supervisión de Vittorio Vidali, más conocido como Comandante Carlos Contreras.

A nuestra ciudad llegó un 3 de marzo de dicho año para formar parte del Frente Sur, organismo de intelectuales encargados de la propaganda republicana en campo enemigo. Desde aquí escribe los poemas Aceituneros, El sudor, Campesino de España o Jornaleros, obras que luego formarían parte de la colección Viento del pueblo, considerada como una de sus creaciones más paradigmáticas. Desde el primer día su mayor obsesión fue relatar la lucha y la vida del campesino español, como así hizo.

Desde Jaén volvió de nuevo a escribir a su futura mujer:

“Mi queridísima Josefina. Espérame. Voy dentro de cuatro días. Prepárate para nuestro casamiento. Vas a venir a Jaén conmigo. Tengo una alegría muy grande, nena. No se te hará antiguo el vestido…”

El 9 de marzo Josefina y Miguel Hernández se casan en Orihuela para, dos días más tarde, viajar a Jaén y mudarse a la residencia que el Altavoz del Frente tenía en la calle Llana. En esta vivienda comparte estancia con el también poeta José Herrera Petere y su mujer Carmen Soler. El rincón favorito del matrimonio era el entorno de Jabalcuz, donde Josefina comenzaba a escribir a máquina para deleite de su esposo.

El 21 de marzo nació la publicación Frente Sur, de dos tiradas a la semana, en la que el poeta le dedicaba gran parte de su tiempo escribiendo hasta quince colaboraciones de amplia temática. Mientras tanto, escribe otras obras tales como El refugiado, La cola, El hombrecito y Los sentados, estas formando parte del volumen Teatro de la Guerra. En Jaén Miguel Hernández también escribe la obra dramática Pastor de la muerte, premiada en 1938 con un Áccesit en el Concurso Nacional de Literatura.

Un mes después, el 19 de abril, muere la madre de Josefina Manresa, cuyo entierro fue costeado por el poeta. Hasta Cox, municipio alicantino, viaja el matrimonio, donde sus caminos se separan, al menos geográficamente hablando, ya que Miguel Hernández regresa de nuevo a Jaén acompañado de su cuñado, mientras que Josefina se queda en su tierra natal. De hecho, esta decisión provoca que el poeta recibiera la noticia de que iba a ser padre por primera vez vía carta postal.

Durante su estancia en la capital del Santo Reino, Miguel Hernández viaja a los municipios de Porcuna y Lopera para ofrecer consuelo emocional a los combatientes. Tras un pequeño viaje a Andújar, donde relata el conflicto bélico en el Cerro del Cabezo, abandona una Jaén Capital que nunca volvió a pisar un 7 de mayo de 1937 rumbo a Extremadura.


Uno de sus poemas más populares se titula Aceituneros, que dice así:

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

viernes, 13 de agosto de 2021

En el olvido: Teatro de la Audiencia

La capital del Santo Reino ha podido presumir, a lo largo de los años, del enorme apoyo que siempre le ha dado a la cultura y, en especial, al teatro, con la construcción de casas de comedias o algún que otro teatro a lo largo de su historia. Siempre existirá en la memoria el desaparecido Teatro Cervantes, pero también hubo otros que también dejaron huella en la vida diaria de muchos jiennenses.


Ocupando casi el mismo lugar donde actualmente se levanta el Teatro Darymelia existió, durante el siglo XIX, el teatro denominado de la Audiencia. Nació en las primeras décadas de ese siglo por la necesidad de contar en la capital con un local adecuado para las representaciones de comedias. El promotor de la idea fue don Pedro José Moreno, que compró el llamado Corral Yermo y un solar colindante.

El 11 de abril de 1830, en plena Pascua de Resurrección, la Compañía de Verso, Música y Baile de Antonio Ferrer y Vicente Hernández, inauguraba el Nuevo Teatro, un nombre que fue obligado a ser cambiado por el de la Audiencia por aclamación popular. No era un gran espacio, más bien era pobre, angosto e incómodo. Al ser un edificio construido con madera y ornamentación de escayola pintada, a finales de siglo el terreno se convirtió en un peligro social.

La gota que colmó el vaso para su cierre fue el asesinato de su conserje en una noche tenebrosa de las que aún existen en la capital del Santo Reino.

En aquella época se pensó en rehabilitarlo, cambiando el nombre por el de Teatro Moratín, pero se optó por construir un nuevo teatro de nueva planta, más amplio y lujoso en la confluencia entre la actual Plaza de la Constitución y la calle Bernabé Soriano, el posteriormente conocido como Teatro Cervantes.

En 1927, el arquitecto Justino Flores Llamas decidió aprovechar el local para levantar un nuevo teatro-cine llamado Darymelia, en honor a sus hijas Daría y Amelia. Del antiguo Teatro de la Audiencia no queda nada. Hoy en día, tras una remodelación en los años 90 del siglo pasado gracias a la Junta de Andalucía, aun se puede disfrutar de un coqueto teatro municipal, quedando este en segundo plano tras la construcción del Nuevo Teatro Infanta Leonor.

viernes, 6 de agosto de 2021

Barrios de Jaén: San Miguel

La desaparecida barriada de San Miguel siempre ha estado ligada al histórico entorno de La Magdalena. Con tan sólo una veintena de calles, allí se concentró un amplio número de vecinos de la ciudad. Su declive vino de la mano de la extinta parroquia de San Miguel. Este fue un edificio del siglo XV muy parecido a la iglesia de San Bartolomé y San Andrés. Su fábrica estaba formada por una planta basilical con tres naves separadas por triple arco formero semicircular en la cabecera. Sus puertas fueron cerradas en 1843 y su terreno fue vendido a particulares en 1874. Aún se mantienen en pie algunos restos de la iglesia por culpa de las viviendas particulares que la mantienen escondida.

Cercano al barrio se encuentra la actual calle de Millán de Priego, anterior ronda exterior de la muralla. Por esta vía se accedía a la Huerta del Poyo, Huerta del Pariente y Huerta de la Calatrava. En mitad de este tramo se encontraba la Puerta del Sol, primer punto del municipio por donde entraban los rayos solares a la ciudad. Junto a ésta se levantó una fuente-abrevadero, hoy Pilar del Arrabalejo, y una hornacina dedicado al Santo Cristo de la Salud.

También sobre la zona se levantó en el siglo XX la Escuela Elemental de Trabajo, luego Escuela de Maestra Industrial, Instituto de Enseñanza Secundaria y el edificio de las Religiosas del Divino Maestro, del que también fue centro educativo entre 1946 y 1985.

La calle Borja fue una callejuela que ocupaba una parte de la muralla desaparecida y que ha quedado como un espacio sin tránsito por la ampliación del Hospital Provincial. La calle de Cambil llevaba a una primitiva puerta de muralla y la calle de Contreras, conocida también calle de la Portería de Santo Domingo, debe su nombre a la existencia en el lugar de un convento dominico.

En la calle de los Hornos Francos existieron unas tahonas en las que se cocía pan para consumo propio mientras que en la calle del Hospital de San Miguel se encontraba el hospitalico de la parroquia, cuya función era atender a ancianos inválidos y desfavorecidos. Sobre la Plaza de San Juan de Dios reina el edificio del antiguo Hospital del mismo nombre, institución benéfica administrada primitivamente por el Concejo bajo el título de Hospital de la Santa Misericordia.

El centro sanitario fue cedido a la Diputación Provincial tras la desamortización de Mendizábal, que lo convirtió en Hospital General de la Beneficencia Provincial auxiliado por una comunidad de Religiosas Hijas de la Caridad. En la actualidad sigue siendo sede del Instituto de Estudios Giennenses.

La calle de las Lavanderas recibe su nombre por las mujeres que trabajaban como lavanderas en las casas señoriales del barrio, mientras que en la calle de San Miguel se encontraba la iglesia del mismo nombre. Un entorno, ya en la calle del Altozano de San Miguel, donde se encontraba, junto con la calle de los Uribes, la Casa de la Piedra.

En la calle de Santo Domingo abrió sus puertas una escuela de niñas en 1885 fundado por las Religiosas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, conocido como La Miga. Presidiendo la zona existe una pequeña hornacina dedicada al Señor de la Clemencia. La calle de Noguera sirvió de ronda de muralla por el interior de la misma. Una vía a la que ya se le cambió el nombre en el siglo XIX por el de Fernando IV. Gracias a esta se podía ir desde la ciudad vieja a las huertas de la zona y viceversa.

La calle del Vicio fue popularmente llamada así porque en esas casas se ejercía la prostitución. La calle de la Oliva, sin embargo, fue una vía que se dirigía hacia la calle Puerta del Sol buscando la desaparecida Fuente del Piojo. Al inicio de esta se abrió, en el siglo XX, el Cinema Jaén. Delimitando el barrio se abrió la calle de Santa Úrsula dirección el Campillejo del Poyato.

La calle de las Viejas, por último, era una vía fronteriza entre los barrios de San Andrés y San Miguel, anexo al jardín del Palacio de Villadompardo. En ella se levantó en 1931 la primera Casa de Maternidad que hubo en la capital del Santo Reino.