viernes, 25 de octubre de 2019

La Granja Escuela de Jaén


A principios del siglo XX, más concretamente 1902, nació en la capital del Santo Reino la entonces denominada Granja-Escuela Práctica de Agricultura Regional de Jaén en la actual sede del Servicio Provincial de Gestión y Recaudación Tributaria de la Diputación de Jaén, siendo el inicio de lo que hoy se conoce como Centro de Investigación y Formación Venta del Llano, en el municipio de Mengibar.

Si bien no fue hasta el siglo pasado cuando se puso en marcha esta institución, ya en 1850 se intentó crear una Escuela de Agricultura con el apoyo de la Diputación Provincial y el Instituto Provincial de 2ª Enseñanza, pero el proyecto fracasó estrepitosamente. De esta idea, a modo de compensación, se creó una Cátedra de Agricultura que estuvo vigente hasta 1871, año en la que la misma fue trasladada a Sevilla.

Un hecho provocó el interés por parte del estado de crear Granjas-Escuelas y Estaciones Experimentales por toda España, como fue la inauguración de una Estación Agronómica por parte de la Sociedad Valenciana de Agricultura. Esto propició las reiteradas peticiones por parte del Ayuntamiento y la Diputación Jiennense de crear una Estación Olivarera y posteriormente Granja-Escuela, ofreciendo el organismo provincial unos terrenos de escasa rentabilidad en la conocida “Casería de Escalona” y “Huerta de los Prietos”.

Esta amplia llanura aledaña a los Egidos de Santa Isabel, y a extramuros de la Puerta de Martos, era utilizada como descansadero de ganado y de él partían los caminos dirigidos hacia Torredelcampo y Martos, hacia Andújar y alrededores y hacia La Imora y Las Fuentezuelas.

Para la creación del conjunto educativo había que tener claro que las instalaciones iban a tener dos utilidades, una dedicada a la investigación agroganadera, y otra dedicada a la formación y capacitación entre las personas del mundo rural, como así sucedió.

En 1902 se inició la redacción del proyecto de construcción de la Estación Olivarera en el que la Diputación se encargaría de ofrecer los terrenos y asumir el coste de las obras. En el proyecto se diseñó la construcción de edificios independientes distribuidos a modo de pequeña colonia sobre una gran zona ajardinada y rodeada de un muro de cerramiento coronado con una gran verja de hierro. Además, se levantó una nave para el molino, un pabellón de máquinas, amplias trojeras, un edificio para explotación, una casa para el facultativo-ayudante, un observatorio meteorológico, varias zonas para el almacenamiento de enseres y utillaje y una gran alberca. El núcleo central del complejo estaría formado por una vivienda para el ingeniero director y diversas aulas, laboratorios y dependencias para el alumnado.

En 1903, una vez iniciadas las obras, estas sufrirían un parón por culpa de la situación política española de la época, lo que provocó una modificación del proyecto, pasándose a denominar “Granja-Escuela de Agricultura Regional de Jaén”, absorviendo al mismo tiempo el proyecto de la Estación Olivarera.

El complejo se dividió entonces en tres grupos de edificaciones. En el primer grupo se construiría un pabellón de dirección, una casa para el ingeniero-ayudante, un laboratorio con una casa para su encargado y una vivienda para el guarda. En el segundo grupo se construyó la casa para el capataz, el Museo de Máquinas, amplias cochiqueras, cuadras, tinados y apriscos y un estercolero. Finalmente, en el último grupo se construyó la Casa-Escuela, la casa del segundo ingeniero, la casa del segundo ayudante, una nave para molino, otra nave para la trilladora y un amplio lavadero, además de la construcción de gallineros, caminos y jardines y una ermita para poder celebrar la misa dominical que no fue realizada hasta 1920 bajo la advocación de la Virgen del Pilar.

En 1906 se comenzó a impartir enseñanzas en régimen de internado a grupos de estudiantes provenientes de Jaén, Granada y Almería. Tres años más tarde, el complejo sufrió una nueva ampliación adquiriendo el Ayuntamiento nuevos terrenos linderos con los Egidos de Santa Isabel para construir una moderna Estación Pecuaria.

Antes de la instauración en España de la II República, el complejo pasó a denominarse Granja-Instituto Regional de Andalucía Oriental, gozando de una profunda salud hasta el inicio de la Guerra Civil, época en el que las instalaciones se utilizaron para acuartelar tropas y para albergar a familias evacuadas desde el frente cordobés, provocando serios destrozos en el complejo y paralizando su normal actividad.

Instaurado ya la dictadura franquista, la Granja-Instituto Regional de Andalucía Oriental se integró dentro del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas y en el Departamento de Olivicultura del Centro Regional de Investigaciones Agrarias.

Hasta los años 70 la granja-escuela tuvo un correcto funcionamiento, algo que no sirvió de nada para evitar su trasladado en 1972 a unas instalaciones que la Diputación adquirió en la Venta del Llano, cerca de Mengibar.

Desde entonces, el complejo quedó en ruinas hasta que en 1995 la Diputación lo rehabilitó para, tres años más tarde, instalar allí el Servicio Provincial de Gestión y Recaudación Tributaria.

viernes, 18 de octubre de 2019

Santisimo Cristo de Medinaceli en la capital del Santo Reino


La capital del Santo Reino tiene una imagen idéntica a la del conocido Santísimo Cristo de Medinaceli de Madrid, y para saber los verdaderos motivos que propiciaron la llegada de esta imagen a nuestra ciudad habría que echar un vistazo a la historia del señor cautivo de la capital de España.

Allá por el siglo XVII, el reino español estaba inmerso en diferentes conflictos bélicos, sobre todo en el norte de África, lo que propició que la imagen del señor de Medinaceli de Madrid viajara hasta la ciudad de La Mamora para que recibiera culto por parte de los soldados españoles. En esa ciudad permaneció cerca de setenta años hasta que en abril de 1681 el Sultán Muley Ismail invadió ese territorio y ordenó que la imagen de nuestro señor se trasladara a la vecina ciudad de Mequinez para que fuera arrastrada y tirada por las calles con el único fin de que la gente se mofara de la misma.

Un padre trinitario, al ver lo que ocurría en Mequinez, se pone en contacto con su majestad español el Rey Carlos II para recuperar la imagen ofreciendo el padre tanto oro como pesase nuestro señor.

Milagrosamente, el peso del cristo fue reducido a mínimos para enfado del sultán, que finalmente decidió venderlo a los Padres Trinitarios.

A España llegó la imagen en 1682, donde fue recibida con una gran devoción. Es por ello que los Padres Trinitarios deciden dar orden de que todos sus conventos tuvieran una gran réplica entre sus dependencias.

A finales del siglo XVII o comienzos del XVIII llega al extinto convento de la Trinidad de la capital del Santo Reino la imagen del Medinaceli que actualmente se venera en la Parroquia de la Magdalena desde mediados del siglo XIX.

Este convento de la Trinidad se encontraba en la calle trinidad del barrio de San Juan. Fue construido allá por el año 1246, pero lamentablemente, por culpa de la desamortización de Mendizábal, fue desmantelada hace casi doscientos años, provocando el traslado a la parroquia actual no sólo la imagen que nos concierne, sino también la venerada imagen de San Blas.

Como anécdota, se puede decir que el Medinaceli de Jaén podría estar en la actualidad procesionando por las calles de nuestra ciudad en las tardes del lunes santo ya que a mediados de los 80 aquel grupo de jóvenes que fundó la hermandad de la amargura pensaron en solicitar la imagen de este cautivo a la parroquia de la magdalena para que fuera titular de la hermandad.


viernes, 11 de octubre de 2019

De leyenda: La pata de jamón de la Taberna El Gorrión


En 1973 el cronista santistebeño don Francisco Olivares Barragán escribió el siguiente texto:
¿Qué es eso petrificado, en esta cueva escondido, además de acartonado, viejo, rancio y consumido? ¿Es una momia recién sacada de un viejo arcón? ¿Es quizás Matusalén? ¿Qué es este caparazón? ¿Será un fósil del Mioceno cubierto de telarañas? ¿Será un caduco agareno primo de Mari-Castaña? Todo esto me preguntaba haciendo suposiciones cuando en la bodega estaba con el par de “Gorriones”. ¡Basta ya de preguntar! fue y me dijo un “Gorrión”. Lo que cuelga del ramal es simplemente... un jamón. Y el otro hermano ha explicado ante el jamón viejo y pocho: Aquí continúa colgado desde el año dieciocho.
De este modo, el cronista describió a la perfección a la famosa momia que habita aún en la céntrica taberna “El Gorrión” de la capital del Santo Reino, convirtiendo el lugar en el verdadero “Museo del Jamón” de la ciudad.
Pues bien, sobre dicha pata de jamón se dice que existen dos leyendas sobre el origen del mismo, a saber: Una primera narra que don José María López Cruz, primer “gorrión” de la dinastía, se enteró del final de la I Guerra Mundial y, para celebrarlo, decidió perdonar el jamón y librarlo de ser consumido.
La segunda leyenda, que es la más creíble por parte de los clientes del establecimiento, narra la historia de dos extranjeros que visitaron la ciudad, en concreto una mujer que encandiló a don José María. Estas personas buscaban discreción y el tabernero los llevó a los bajos del inmueble donde, después de un buen rato, la mujer se quejó de una mancha en su camisa por culpa de una pata de cerdo colgada del techo. El propietario ofreció su vivienda particular para subir y limpiar la mancha. La mujer le pidió que fuera él mismo quien cepillara la prenda y, en medio del trance, aprovechó para besarle. Desde entonces, el tabernero agradeció lo acontecido conservando esa pata de jamón.
De todos modos, esta pata de jamón, que data del año 1918, no fue sacada de su escondite hasta bien llegado el siglo XXI, cuando un miércoles santo, con el bar lleno, llegó un cliente y pidió ver el jamón, pero al no poder acceder a él este se enfadó y desde entonces se encuentra en exposición sobre la barra y protegida con una vitrina con el fin de evitar caricias y pellizcos.

viernes, 4 de octubre de 2019

Callejero de Jaén: Maestra y Cerón


De la calle Maestra y la calle Cerón se puede decir que son dos de las calles más representativas del Jaén antiguo. La calle Maestra, como bien indica su nombre, era uno de los principales ejes viarios de nuestra ciudad. Comprendía antiguamente el tramo que ocupa la actual calle Maestra y la calle Martínez Molina, antiguamente conocida como Maestra Baja. Otra calle nombrada Maestra Alta ocupaba el espacio que hoy comprende la calle Almendros Aguilar. Esto se debía a que en el siglo XV se consideraban calles maestras a aquellos ejes viarios que orientaban el sentido del urbanismo de la ciudad, y de ahí su nombre.

Fue principal eje comercial durante varios siglos, pero también sede del antiguo Palacio del Condestable Iranzo, lugar de residencia y de trabajo del noble.

La calle Maestra, a lo largo del siglo XIX, era una calle en la que se concentraba la burguesía de la ciudad. Muchas de esas familias eran provenientes de otros municipios del país que traen nuevas ideas tanto en el aspecto comercial como en el arquitectónico, de ahí que la calle se mantenga como una calle esencial en el día a día de nuestros antepasados.

La calle Cerón era el complemento natural de la calle anterior, a la vera del cinturón amurallado de interior. En el siglo XVI sufre un primer ensanche, derribando varias casas para que pudieran pasar los carros de leña. Durante esa época, las casas se podían construir en el lado izquierdo de la vía, pero tras la conquista de Granada, la muralla se utilizó de apoyo para las nuevas viviendas. Hasta el año 1871, era la principal línea de conexión entre la Plaza de San Francisco y la Plaza de la Audiencia, ya que la urbanización de la calle Los Álamos era inexistente.

Caracterizada como zona comercial, a la calle se la conocía popularmente como calle de los pasteleros, de las pastelerías o de los confiteros, e incluso el espacio que abarca la calle Campanas y la Plaza de San Francisco se la conocía como la calle del Mesón de la Parra, por la antiquísima posada que habitaba en ese espacio.

Tuvo casas de banca, hoteles, las mejores casas de muebles del siglo XIX, varias imprentas, varias casas de sombreros, antiguas tabernas o modernos bares, la mejor casa de discos de la ciudad, tiendas de curtidos, ferreterías, tiendas de lámparas, almacenes de especias, tiendas de ultramarinos, camiserías… como se ha comentado anteriormente, la calle Cerón cumplió y sigue cumpliendo el complemento perfecto a otra gran vía de la ciudad, la calle Maestra.