Durante
más de trescientos años la imagen de Nuestro Padre Jesús luce unas llaves
colgadas en el brazo izquierdo. Dichas llaves forman parte de una misteriosa
leyenda iniciada el 11 de agosto de 1681, día en que se llevó a cabo una
procesión con la imagen de misterio desde su casa, sita en el Convento de los
Descalzos, hasta el hospital de los apestados, en la calle Josefa Segovia.
Desde el
instante en el que la imagen penetró en el asilo, la enfermedad cesó y los
enfermos comenzaron a recuperarse de la enfermedad que había terminado con la
vida de cientos de ciudadanos, hasta el punto de que, en pocos días, el
hospital fue cerrado ante la inexistencia de enfermos.
Por ese
hecho, se le ofrecieron las llaves de plata de aquel hospital a la imagen
venerada, en señal de agradecimiento por aquel hecho, y también como símbolo de
la erradicación de aquella epidemia que asoló la ciudad. Un recuerdo que cada
año se rememora, llevando claveles a los hospitales, residencias y asilos donde
se encuentran personas de avanzada edad, para evitar su empeoramiento.
En
aquella casa de la calle Josefa Segovia llegó a levantarse una hornacina con un
cuadro de Nuestro Padre Jesús, y otro con una leyenda que comentaba: “En el año
1681, una epidemia espantosa ocurrió en esta ciudad y habiendo salido la
sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús en procesión y venido a esta
casa-hospital de epidémicos a las 3 de la tarde del 11 de agosto, se observó
desde el momento una gran mejora y cese de las muertes. A los pocos días se
declaró la población en estado de sanidad y cerradas las puertas del hospital
depositaron las llaves en las sagradas manos de nuestro padre Jesús.“
Dicho cuadro
y dicha leyenda aún se conservan en el interior de la capilla existente en el
Arco de San Lorenzo ya que la casa fue derribada con el paso del tiempo,
manteniéndose en su lugar un mosaico de azulejos.
Originariamente,
las llaves del hospital eran de plata, pero hubo que realizarse una copia de
las mismas, esta vez en dorado, ante el inicio de deterioro de las primeras. Ya
en la Guerra Civil, las llaves estuvieron escondidas en un tarro de cristal con
el fin de evitar su desaparición, ya que habían sido buscadas para robarlas
pensando que eran de oro puro.
En el año
2013, el Excelentísimo Ayuntamiento de Jaén concedió a Nuestro Padre Jesús las
llaves de la ciudad. Estas no pueden ser colgadas sobre la imagen por su
excesivo peso, por lo que las llaves que siguen siendo cargadas en el brazo
izquierdo siguen siendo las del hospital.
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