viernes, 27 de marzo de 2020

Callejero de Jaén: Avenida de Granada


En pleno siglo XXI los jiennenses viajan a Granada por la autovía de Sierra Nevada-Costa Tropical, pasando cerca de vecinos municipios de la provincia como La Guardia, Pegalajar o Cárcheles, entre otros. Anteriormente, el camino natural desde época inmemorial discurría por el paraje veraniego de Puente de la Sierra, la antigua aldea de Otíñar y desde ese punto se discurría por sierra hasta la llegada a la vecina ciudad de la Alhambra, siendo el punto de partida del recorrido el entorno del Camarín de Jesús.

No fue hasta 1835 cuando decidieron cambiar el itinerario del trayecto iniciando el recorrido en la Puerta Barrera a través de una carretera nacional, o secundaria, que no fue sustituida por autovía hasta bien entrada la democracia.

Gracias a ese cambio, lo que hoy conocemos como Avenida de Granada se convirtió en la primera zona de expansión industrial de la capital del Santo Reino. Se crean los primeros talleres, serrerías de reparación de automóviles, las primeras cocheras de transporte público, tejares, alfarerías, tahonas… Todos estos elementos le daban un carácter industrial a la carretera hasta bien entrada la dictadura franquista.

En los años 50, ante el aumento de demanda de nuevas viviendas y la falta de suelo, los promotores de aquella época comienzan a crear descontroladamente parques de viviendas cercanas a la Puerta Barrera. De repente, aparecen bloques de pisos con mucha altura en una avenida estrecha como la que nos ocupa donde la densidad de ocupación evita que entre el sol y el aire con frecuencia. Las aceras por aquella época se quedan pequeñas ante la afluencia de vecinos que transitan por la misma.

Afortunadamente, a la altura de la calle de la Plaza de Toros se puede disfrutar de instalaciones deportivas orientadas a las magníficas vistas de fondo como las que proporciona la Sierra de Cazorla o Pegalajar, haciendo de desahogo para todos los vecinos que viven en ese entorno.

Es curioso como en época franquista la circulación rodada hacia Granada proveniente de Madrid realizaba un giro alrededor de una farola en la bifurcación existente entre Avenida de Madrid y Avenida de Granada, cuyo elemento urbanístico era utilizado también por los guardias de tráfico para intentar ordenar el tráfico en dicho punto de la ciudad.

Desde la parte central de la avenida se puede acceder al antiguo Cementerio de San Eufrasio a través del antiguo Camino de las Cruces, cuyas cocheras de ese vial eran utilizadoçs durante la Feria de San Lucas como casetas de la misma. El antiguo Parque de Felipe Arche supone la continuación en la actualidad del complejo polideportivo de La Salobreja, con pistas de pádel, minigolf, campo de césped artificial y otros elementos comunes formando un gran pulmón para ese entorno de extrarradio de la ciudad.

viernes, 20 de marzo de 2020

De leyenda: El obispo insepulto


Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, obispo de Jaén, fue prelado de Jaén en la primera mitad del siglo XVI. Fue un hombre que pasó a la historia de la Diócesis como un gran constructor, al ser el responsable de la creación de, entre otras, el Santuario de San Ildefonso de la capital del Santo Reino. A finales del siglo XV nació este personaje en el municipio avilés de Fuente del Sauce. Antes de llegar a Jaén, fue obispo de Madroñero y Lugo y Consejero Mayor del Reino e Inquisidor General.

A Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce se le debe la edificación de la primera catedral gótica, antecedente que le valió para ser enterrado en la capilla mayor de la misma. En 1635 fue trasladado temporalmente a la sacristía de la actual catedral con motivo de unas obras en el corazón de la fábrica eclesiástica.

Cuando concluyeron las obras en el templo trazado por Andrés de Vandelvira, el Cabildo Catedralicio decidió que el obispo había perdido todos los honores que le posibilitaba seguir enterrado en la capilla mayor al haberla transformado casi en su totalidad el arquitecto toledano. Para eso, desde Cabildo se propuso que Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce debía ser enterrado con el resto de obispos, algo que su familia se negó por completo. Sus parientes estimaron que era de justicia volver a enterrar el cuerpo del obispo en el altar mayor.

Esto provocó que se iniciara un litigio entre ambas partes, dando como solución preventiva que el cuerpo del prelado fuera ubicado en la capilla mayor, pero sin ser sepultado, colocando su cadáver en un mueble diseñado para albergar al fallecido. 300 años más tarde, el cuerpo permanecería en dicha capilla, esperando la resolución del litigio entre familiares del difunto y el Cabildo Catedralicio.

Durante estos tres siglos la familia ofrecía una vez al año una serie de bienes al Cabildo tales como cera, miel, ganado… El motivo por el que los parientes del obispo realizaban esta ofrenda se debe a que con este acto seguiría en pie sus reclamaciones.

En 2001, el obispo de la Diócesis de la capital, Don Santiago García Aracil, oficializa un acuerdo con los parientes de Don Alonso en el que los restos del difunto serían sepultados definitivamente en la Capilla del Santo Rostro. La fecha en la que Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce recibió cristiana sepultura fue el 13 de mayo de ese mismo año.

El mueble que sirvió de féretro durante siglos aún permanece a la izquierda de la Capilla Mayor sin la inscripción que indicaba el uso funerario del menaje, y que decía así: “Alonsus Suares de la Font”, “Obispus Insepultus”, Falleciorum 1.520, sepultorum 2.001. Ret in cantem pace.

viernes, 13 de marzo de 2020

Al aire libre: Sendero Pinares del Neveral


Sendero Pinares del Neveral, un itinerario por la naturaleza en el que se puede disfrutar de los innumerables pinos carrascos que se encuentran por el cerro del Neveral. Gracias a que el camino se encuentra en buen estado y no presenta gran dificultad, durante más de 140 minutos se puede recorrer un itinerario de casi 10 kilómetros de longitud. Para no perderse, es recomendable estar atentos al camino, ya que son escasas las señales de indicación que existen por el cerro.

Al pie de la ladera sur del Cerro de Santa Catalina se encuentra el barrio del Almendral. Su parte más alta se encuentra delimitada por la conocida carretera de la circunvalación. Desde ese punto tiene inicio una estrecha ladera que asciende hacia un campo de almendros ya abandonados, buscando un depósito de agua para bordearlo.

Esta senda por el que continua el camino se introduce en el pinar del cerro que nos comunica con la carretera general, a pocos metros de la fuente del Caño Quebrado. Desde dicha fuente hasta el área recreativa del cerro se encuentra la única parte del recorrido que coincide con otro sendero, llamado La Muralla. Esta parte del itinerario se realiza por el margen izquierdo de la carretera durante un pequeño espacio de tiempo. Abandonando el asfalto, el camino discurre por un sendero que conduce hacia una pista forestal. Desde dicha pista se llega a el Área Recreativa del Neveral, por donde habrá que pasar por unas barandas que conduce a la zona limítrofe entre el pinar y el olivar.

El siguiente punto del recorrido son unos depósitos de agua que abastecen al hospital. Desde ahí se puede ver otra pista forestal que se atraviesa a continuación para iniciar el tramo circular del sendero. Después de ascender por sucesivas pistas forestales se inicia un descenso en el punto más alto del recorrido, que invita a regresar por los pasos dados anteriormente hasta el inicio del itinerario en el barrio del Almendral.

viernes, 6 de marzo de 2020

Extrarradios: Villar de Cuevas


Villar de Cuevas es una pequeña aldea situada a unos 10 kilómetros de la ciudad donde parte de sus instalaciones en la actualidad se encuentran en ruinas y el resto de la pedanía se habita temporalmente gracias a los trabajos agrícolas que se realizan durante la época estival de recogida de aceituna. En este paraje podemos encontrar desde naves para albergar ganado vacuno hasta estancias de almacenamiento para la actividad agrícola.

Quizá su nombre se deba a dos elementos que ya existían en el siglo XIV. Concretamente hablamos de la cueva de don Yllán y de un villarejo que existía cerca de dicha caverna. Existen documentos que comentan que en 1311 existía una parroquia rural dependiente del Arciprestazgo de Jaén. Más tarde, en el siglo XVI, existen pruebas que evidencia la creación de una iglesia bajo la advocación a Santa María. Además, durante doscientos años, desde 1595 a 1792, esta aldea se encontraba deshabitada.

A 1500 metros de la aldea pueden verse restos históricos de un olistolito o emersión de roca sedimentaria que alberga distintos abrigos, cerca del arroyo del judío. También, por la zona, se encuentra la Laguna de Prados del Moral. Una charca amenazada en la actualidad por el reiterado intento de plantación de olivar en su cubeta y por un pozo de agua demasiado salina como para emplearla como agua de riego.

El entorno de esta alberca alberga una rica variedad de fauna, desde anfibios como el sapo corredor, el sapillo moteado o la rana común pasando por diversas aves acuáticas y limícolas como la cigüeñuela, el chorlitejo chico o la garza real, entre otros.

Aun se pueden encontrar restos arqueológicos de época romana por la zona, como antiguas teselas de vidrio o lucernas. Hay quienes comentan que en este espacio los arqueólogos han llegado a descubrir hasta tumbas de época romana. Al norte de la pedanía, este enclave romano, correspondientes a una gran villa bajoimperial, empiezan a construirse en la época del Alto imperio, justo en el momento en el que el espacio es convertido en aldea. Por desgracia, estos terrenos constituyen un foco de atracción para los furtivos por la gran cantidad de monedas que aparecen.