viernes, 29 de junio de 2018

En el olvido: Antigua Iglesia de San Lorenzo


Situado en la calle de Almendros Aguilar en su confluencia con la calle Madre de Dios se encuentra el Arco de San Lorenzo, único vestigio que queda de la antigua iglesia del mismo nombre. Esta iglesia fue erigida a finales del siglo XIII o principios del XIV y derrumbada en el siglo XIX, concretamente en el año 1825, a causa del abandono del templo. El archivo de la extinta iglesia se trasladó a la iglesia de San Bartolomé, y su tesoro artístico se repartió entre las iglesias de San Bartolomé y la Merced.


La iglesia era de una sola nave y se situaba en lo que hoy son los números 2 y 4 de la calle San Lorenzo. Destacaba por sus tesoros artísticos, entre ellos un retablo de Ánimas, una tabla de Santo Domingo y San Bartolomé de la Cuesta y el legendario lienzo del Cristo de las Injurias, todos ellos depositados actualmente en la cercana iglesia de La Merced, salvo este último que ha desaparecido.


La capilla que aun existe encima del arco servía como capilla del extinto Hospital de la Madre de Dios, fundado por Juan de Olid, secretario del Condestable Iranzo, posiblemente enterrado en el suelo de esta junto a su esposa Isabel Rendelez.


La capilla está cubierta de bóveda de ladrillo, en cuyo centro hay un colgante de yesería del que engancha una lámpara votiva. Toda la pared de la capilla está cubierta por un zócalo de alicatado mudéjar de gran valor artístico. Sobre el altar hay un nicho de arco rebajado que alberga un crucifijo sobre fondo de damasco rojo. Este nicho está decorado con fina yesería mudéjar que recorre a manera de festón todos los paneles de azulejos. En los dos laterales de la entrada hay una inscripción en letra gótica que dice: Esta capilla de Jesús Nazareno es.../...del Hospital de la Madre de Dios.
La tradición dice que aquí se veló el cadáver de Fernando IV el Emplazado, fallecido en Jaén el 7 de Septiembre de 1312, aunque este hecho podría no ser cierto por las reducidas dimensiones de la capilla para albergar un hecho tan significativo.


Otro hecho destacado que pudo suceder en San Lorenzo fue el bautizo el 6 de julio de 1555 de Maximiliano de Austria, primo del emperador Carlos I, que llegó a ser obispo de la diócesis de Santiago.


Tras el derribo de la iglesia hubo varios intentos de demoler el arco y la capilla para ensanchar la calle Almendros Aguilar, pero un grupo de jiennenses encabezados por el catedrático Don Federico de Palma Camacho consiguieron que por real orden del 11 de Octubre de 1877 el monumento se declara Monumento Nacional.
En el año 1969 el arco fue restaurado bajo la supervisión del arquitecto Luis Berges Roldán para, posteriormente, en el año 1981, ceder el monumento a la asociación Amigos de San Antón por parte de la Dirección General de Bellas Artes.

viernes, 22 de junio de 2018

De Leyenda: Lagarto de la Magdalena


Sin duda alguna, la leyenda más conocida en la Capital del Santo Reino es la del Lagarto de la Magdalena. Se dice que en una cueva junto al Raudal de la Magdalena apareció un lagarto de grandes dimensiones que atemorizaba a la gente y que, o bien se comía a quien iba a por agua, o bien se comía a las ovejas que había los alrededores. Los vecinos de la Magdalena, asustados, no se atrevían a salir al manantial, por lo que buscaron una solución al problema del lagarto. A partir de este punto, existen tres versiones distintas de la muerte del reptil.


El pastor y la piel de oveja: Un pastor, harto de que el lagarto se comiera a sus ovejas, ideó una treta para acabar con el lagarto. Tomó a una de sus ovejas y la mató, sacándole parte de la carne y rellenando el pellejo con yesca encendida. El reptil, al oler el cordero ensangrentado, lo engulló y murió al abrasarle la yesca las entrañas. En la leyenda, a veces se cambia la yesca por pólvora.


El caballero y los espejos: Los vecinos fueron a pedir ayuda a un guerrero, que se atavió para la ocasión con una armadura hecha de espejos. Al acercarse al animal, el Sol reflejado en los cristales cegó al lagarto. El caballero aprovechó ese momento para atravesar al monstruo con su espada.


El preso y los panes: Un preso condenado a muerte solicitó su libertad a cambio de matar al lagarto. Tal era la desesperación de los vecinos que se le concedió la oportunidad de intentarlo. Para ello, solicitó un caballo, un costal de panes calientes y un saco con pólvora. Por la noche, el preso se presentó junto a la cueva y fue dejando una hilera de panes. El animal se despertó y se los fue comiendo tras el preso, que continuaba lanzando panes mientras huía a caballo. Al llegar a la plaza de San Ildefonso, en lugar de un pan le lanzó el saco de pólvora, que el animal devoró del mismo modo y, acto seguido, explotó. Durante mucho tiempo, se expuso una piel de reptil en la Iglesia de San Ildefonso, sobre la que más tarde se pintó un retrato de San Cristóbal con el niño Jesús a hombros.


La leyenda del lagarto, sierpe o dragón, según las versiones, apareció mencionada por primera vez en 1628, en la obra «Historia de la Antigua y Continuada Nobleza de la Ciudad de Jaén», escrita por Pedro Ordóñez de Ceballos y publicada por Bartolomé Jiménez Patón, seguida por el historiador Alfredo Cazabán en el año 1913, sin que en la actualidad aún no existan pruebas de que la leyenda fuera real.

viernes, 15 de junio de 2018

De festivales: Lagarto Rock


Este festival fue un concurso musical de nivel nacional celebrado en el Auditorio de La Alameda durante las fiestas del mes de junio en honor a la Virgen de la Capilla.


Nació en el año 1987 con la idea del Ayuntamiento de Jaén de incentivar a los grupos noveles jiennenses, ofreciendo como premio la grabación de un álbum por parte del grupo ganador. Los únicos requisitos para participar eran que las letras y música de las canciones estuvieran compuestas por el propio grupo y que no tuvieran ningún disco en el mercado.
De este primer concurso, salieron ganadores cuatro grupos, los cuales se reunieron para grabar un disco bajo el nombre "Lagarto Rock. Jaén 87", donde aparecen los grupos Panteón Nadar, Invitados, Vicios Modernos y Mística Sonrisa. De esta grabación salieron a la venta 1.000 copias y la portada corre a cargo del famoso pintor jiennense Francisco Molinero Ayala.


En su segunda edición ganaron los grupos Excedentes Pop y Trama de Contacto. Estos editaron un LP con dos canciones cada uno. Aún en la actualidad se siguen tocando estas canciones como homenaje a aquel certamen. Se editaron 10.000 copias aquel año.


Ya en el año 1993, y con la colaboración de Canal Sur, el concurso pasó a ser autonómico, y poco más tarde se convirtió en el certamen más importante de Andalucía. El Instituto Andaluz de la Juventud fue otra de las instituciones que decidió colaborar en este evento, ampliamente apoyado por los jóvenes. La calidad de los grupos invitados fue otro de los alicientes para que el certamen aumentase su popularidad.


En el año 2002 el certamen sufrió otros tres cambios de consideración: Se extendió al territorio nacional, con lo que se convirtió en una de las mayores lanzaderas para los grupos noveles de toda España; Se amplió el certamen a dos modalidades, "Rock y metal" y "Pop y nuevas tendencias", por lo que el festival pasó a celebrarse en dos días y perdió la palabra rock en el nombre, llamándose desde entonces Lagarto Festival; Y se cambió el premio por otro en metálico de 6.000 € para el ganador y 2.000 € para el segundo clasificado en cada modalidad, ya que se consideró que las grabaciones estaban más al alcance de los grupos.


En el año 2005 se batió el récord de maquetas del concurso, con un total de 523 recibidas. Las provincias con mayor aportación de maquetas fueron, en este orden, Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Valencia y la propia Jaén.


Por desgracia, en el año 2009 se celebró la última edición de este festival, ya que las arcas municipales no permiten costear tal evento. En el año 2016 se rumoreó que el festival regresaría con todo su esplendor, pero finalmente la noticia quedó en una promesa sin cumplir. Aún en la actualidad se espera con ansiedad que el festival, que en su dia fue seña de la capital del Santo Reino, regrese con toda su fuerza.

viernes, 8 de junio de 2018

La patrona de Jaén: Virgen de la Capilla


Es la Patrona, junto a Santa Catalina de Alejandría que es la co-patrona, de la Capital del Santo Reino.


Según la leyenda, la Virgen María descendió a la ciudad en la noche del 10 al 11 de junio del año 1430 acompañada de un cortejo celestial que partió desde la Catedral hasta la iglesia del arrabal de San Ildefonso. Desde ese momento se construyó una capilla anexa a la iglesia, justo detrás del presbiterio, donde terminó ese cortejo celestial su procesión por la ciudad, forjándose la devoción de la ciudad a la Virgen de la Capilla.
En el siglo XVI se creó una imagen de estilo gótico, cuyo autor se desconoce. En ella, la santa sostiene a un niño que se apoya sobre el brazo izquierdo. Las coronas de la Virgen y el Niño, de fechas recientes, sustituyen a unas robadas en la Guerra Civil Española. En ella están grabadas los escudos de Jaén, de la Cofradía, y de los obispos Gonzalo de Zúñiga, Manuel Basulto y Rafael García.


Desde el siglo XVI existen noticias de la existencia de una cofradía encargada de atender el culto y devoción hacia la imagen. En 1926 se reorganizan las cofradías existentes en la ciudad, fundándose la Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla, Patrona de Jaén, otorgándole S.M. don Alfonso XIII de España el título de «Real». En 1950 el Papa Pío XII proclamó a la Virgen de la Capilla, Patrona Principal de Jaén, concediéndole a la cofradía el título de «Pontificia».


Por su parte, el Ayuntamiento de Jaén, le concedió los honores de Alcaldesa Mayor de la ciudad el 29 de septiembre de 1967, imponiéndole a la imagen el bastón de mando personal del alcalde Ramón Calatayud Sierra y el fajín como atributos de mando.


Durante el mes de mayo de cada año, todos los días la ciudad realiza el acto de ofrecimiento de flores ante la Virgen de la Capilla. Los días previos se celebra la novena en honor de la Virgen, del 1 al 9 de junio. El día 10 de junio se celebra una Eucaristía por el alma de los cofrades difuntos, tras la cual se realiza el popular y tradicional Rosario de San Bernabé.


El 11 de junio se realiza la Magna Procesión de Nuestra Señora de la Capilla por las calles de Jaén. Por la mañana se celebra la Solemne Fiesta Votiva de los Cabildos Catedralicio y Municipal, presidida por el Señor Obispo de la Diócesis. Posteriormente, a mediodía los jiennenses, vestidos de chirris y de pastiras, realizan la ofrenda floral a su Virgen, quedando la fachada del templo impresionantemente adornada con estas flores. Ya por la tarde, es cuando la imagen de María se reencuentra con el pueblo de Jaén en la plaza de San Ildefonso, acompañada de su cortejo procesional, como aquella noche de aquel año 1430.

viernes, 1 de junio de 2018

De leyenda: los angelitos de la Virgen de las Angustias

Una mañana del año 1667 llegó a Jaén un escultor llamado Antón acompañado de su esposa y dos pequeños hijos gemelos. Encontraron vivienda en una modesta casa de la Magdalena, pero los vecinos se extrañaban pues la mujer y los niños jamás salían a la calle. Antón comenzó a trabajar como escultor en las obras de la Catedral. Salía por las mañanas temprano y regresaba a casa a la noche.


Tenía un carácter muy reservado y procuraba no mezclarse demasiado con la gente. Evitaba conversar con nadie y siempre caminaba en solitario por las calles menos transitadas. Nadie conocía nada acerca de su vida o su familia. Pero a pesar de ello, su trabajo con la piedra y la madera era exquisito y muy admirado, así que la demanda del mismo fue aumentando al igual que su fama.


Sin embargo, una noche desapareció con la familia sin dejar rastro. Los vecinos dijeron que habían escuchado fuertes gritos de gente en la casa, así como galopar de caballos y tropel de lucha. Algunos dijeron haber visto a Antón aquella noche corriendo desesperado hacia la puerta de Martos tras el rastro de una gran polvareda.


Un día, unos diez años después de aquellos hechos, volvió a verse a Antón por Jaén. El hombre tenía muy mal aspecto y había envejecido mucho más de lo normal para su edad. Mostraba claros signos de sufrimiento en su rostro. Antón fue al convento de los Carmelitas Descalzos, donde se conservaban varias obras suyas, y pidió asilo a cambio de trabajo. El padre superior accedió, y se convirtió en la única persona con la que Antón cruzaba algunas palabras. Después de mucho tiempo y con gran paciencia, el superior logró que Antón relatara todo lo ocurrido.


El hombre contó que había sido hecho prisionero cuando prestaba servicio en un barco de guerra español y conducido a tierras africanas donde estuvo prisionero cuatro años. Cuando lo dejaron en libertad le dieron la opción de regresar a su tierra, pero él no contaba con medios económicos para hacerlo así que se puso a trabajar en casa de un rico musulmán. Allí conoció a la hermosa hija de éste y se enamoró de ella, siendo su amor a su vez correspondido.


Pero por supuesto el padre no aprobaba dicha unión, por lo que ambos decidieron huir juntos de aquellas tierras. Así fue como llegaron a la Península. Primero se asentaron en Sevilla, donde nacieron sus dos hijos gemelos, y finalmente decidieron trasladarse a Jaén.


Decidieron guardar el secreto a todo el mundo y tratar de pasar totalmente desapercibidos por miedo a que su paradero llegara a oídos del padre de ella. Sin embargo, finalmente ocurrió lo temido y una noche se presentaron en la casa seis hombres armados y a caballo, los cuales, sin mediar palabra, le arrebataron a su esposa y sus dos hijos.


Antón no podía dejar de llorar recordando aquellos amargos momentos y las caras de dolor de su familia. Decía tener grabados en su mente los rostros contorsionados por la pena y las lágrimas de sus dos pequeños hijos. Había buscado a su familia hasta la extenuación, pero todo había sido en vano. El padre superior se quedó muy acongojado al conocer la triste historia y trató de darle todo su apoyo para ayudarlo a soportar el día a día.
Antón comenzó a trabajar en un precioso retablo para la Virgen de las Angustias, pero en sus ratos libres tallaba unos angelitos que lloraban amargamente con gran dolor. En aquellos rostros plasmó las imágenes de sus dos amados hijos en aquel triste momento en que fueron arrancados de su lado. Todos en el convento quedaron sorprendidos ante la belleza y realismo de la obra y los angelitos fueron colocados al pie de la imagen de Nuestra Señora.


Pero dos días después de bendecir los angelitos, Antón volvió a desaparecer. Sólo dejó una nota sobre su cama dirigida al superior, en ella explicaba que no podía soportar el dolor que le causaba contemplar aquellos dos angelitos y por ello abandonaba Jaén para siempre. Nunca más se supo de él.