viernes, 26 de octubre de 2018

Los cines de Jaén


A lo largo del siglo XX el cine en la capital del santo reino era una referencia inexcusable en la vida social de la población. No existía televisión ni ningún otro tipo de ocio y el único escape que había era el séptimo arte. El hecho de que en una misma sesión cinematográfica se ofertara diferentes localidades a distinto precio posibilitaba que esta oferta de ocio fuera asequible a todas las clases sociales. Mucha demanda con muchos cines de hasta tres sesiones diarias, llegando en verano a ser la afluencia masiva.

El Lis Palace estaba situado en la Calle Navas de Tolosa, en el actual pasaje comercial que lleva su nombre. Este cine fue ese primer intento de contar en Jaén con un cine señorial, aunque no tuviera la capacidad necesaria para ello. Dentro del complejo también hubo oportunidad para presenciar algunos espectáculos llamados de variedades y alguna que otra obra de teatro. Cuando el cine fue demolido se dice que los planos del edificio sirvieron de referencia para determinados estudios en la escuela de arquitectura de Sevilla.

El Cine Asuán se encontraba a la altura del número 13 del Paseo de la Estación. Inaugurado en octubre del 66, fue el heredero de aquel teatro norte que se encontraba en el mismo espacio y que albergaba hasta dos funciones diarias, una de cine y otra de verano. Con un aforo cercano a los 1100 espectadores, su nombre se debió al nombre de los padres del propietario Juan Ramírez (Asunción y Antonio). Fue el gran intento de que Jaén contara con un cine de auténtica capital y un espacio de uso polivalente apto para conciertos, funciones de teatro, proyecciones cinematográficas e incluso actos públicos de cierta solemnidad. Tras la desaparición del Teatro Cervantes el Cine Asuán se convirtió en el único espacio escénico de cierta dignidad en la capital. Su clausura se produjo en 1992 y su demolición fue en 2001.

El Iris Park, que luego se transformó en España y después en Cine San Carlos, era ese cine que aglutinaba a toda la picaresca y toda la golfería de la Jaén de la época. Ese fue el principal motivo que propició el cambio de nombre de España a San Carlos acompañada de la gran reforma acometida al edificio, por la fama que tenía. Situado en la calle Vergara, comenzó a constituirse en enero de 1935 bajo las órdenes del arquitecto Luis Berges Martínez sobre un caserón de dos plantas y un corral del que se conservaría su rústica fachada. Durante la guerra civil los republicanos, al igual que con el Teatro Cervantes, lo utilizaron para que sirviera de objeto de socialización del pueblo jiennense, al igual que hizo el régimen franquista durante la posguerra, aunque estos últimos con sus propios ideales. Se dice también que este teatro era conocido como Iris Pipas, por la cantidad de pipas que se consumían.

El Cine San Lorenzo se ubicaba a la altura del número 46 de la calle Almendros Aguilar. De las ruinas del antiguo Teatro de Verano se creó este cine en 1950 de la mano del dueño de la época del Bar San Francisco. El empresario Juan Ramírez, como con otros cines de la ciudad, se hizo cargo de su gestión hasta su desaparición en 1966.

El Cine Los Rosales era un cine que se encontraba en la Plaza Rosales de la capital, un tanto incómodo para la visión ya que carecía de la suficiente inclinación y todo eran sillas. A finales de los cincuenta la pantalla de hormigón cedió ante el fuerte viento y cayó sobre unas viviendas colindantes ocasionando varias víctimas. Bajo la gestión de Juan Ramírez, cerró sus puertas en 1980.

Respecto al Teatro Cervantes, aunque se dedicara principalmente a las funciones teatrales, también ofertaba algunas sesiones cinematográficas como la de los domingos por la mañana, donde ofertaba sesiones infantiles. Poco después de la desaparición del complejo, al principio de la Calle Bernabé Soriano, existió el denominado Cine Cervantes, que estuvo activo en la capital hasta bien entrado el siglo XXI, época en el que también desaparece el Cine Alkazar, situado este en la Calle Muñoz Garnica.

Justo ese mismo año abrieron sus puertas en la Avenida de Eduardo García Maroto los Cines Avenida, un establecimiento que tan solo contaba con dos salas modernas. Diez años después se hicieron llamadas Multicines Avenida para reflotar el establecimiento. Finalmente tuvo que cerrar en 2005 con el objetivo de abrir una macro discoteca o sala de fiestas sin éxito.