En
la segunda mitad del siglo XIX la población de nuestra ciudad se encontraba
bien definida en diferentes estamentos. Por un lado estaban los señoritos, aquellos
que poseían los escasos títulos nobiliarios que residían en la capital. Por
otro lado estaban los rentistas o propietarios, es decir, el conjunto de la burguesía
jiennense. También se encontraban los artesanos, formado por miembros de la
clase media y, por último, los pobres, el grupo más mayoritario que vivían con
miserables sueldos aun trabajando incesantes horas.
En
1841 se funda, en la calle Hurtado, en la famosa Casa de los Domedeles, el
primer casino abierto de la capital del Santo Reino. Sin embargo, son un grupo
de artesanos finos con inquietudes sociales y políticas, que acostumbran a
reunirse en sus talleres y trastiendas en animadas tertulias, los que entienden
que hay que crear entidades o asociaciones similares a los casinos, pero en las
que el ocio sea tan sólo una motivación para aglutinar otros proyectos
socio-educativos.
De
este modo se funda la Sociedad Caja de Socorros, Ilustración y Recreo, más
conocida como Casino de Artesanos, un espacio de entretenimiento y de
asistencia social. En la calle Obispo Arquellada número 2 es donde se abre este
lugar de ocio en el año 1857 con cincuenta socios bajo la denominación Círculo
Industrial y Caja de Ahorros.
Un
año después, esta sociedad se reorganizó bajo el nombre de Sociedad de Socorros
Mutuos y Círculo de Recreo de Jaén. Fue en ese año cuando se redacta un reglamento
en el que se fijan los fines de la institución, que eran recreativos y
asistenciales. Finalmente, la fundación acabó cerrando tiempo después por
discrepancias políticas y también por la dificultad de muchos de sus socios a
responder al pago de la cuota obligatoria.
En
los años setenta del siglo XIX, de la mano de don Marino Ximénez de la Linde,
se refunda de nuevo la asociación con la ayuda inestimable de un grupo de artesanos,
bautizando a esta como Sociedad Caja de Socorros, Ilustración y Recreo, Casino
de Artesanos. Al quedarse pequeño la sede anteriormente citada por el aumento
de socios, la junta directiva decidió buscar una nueva ubicación donde realizar
sus actividades.
En
1877, autorizada por el Gobierno Civil, se reformaron los reglamentos para
definir los nuevos fines que buscaba cumplir la institución, como era socorrer
a los socios en caso de enfermedad, promover en los asociados un mayor grado de
ilustración y cultura creando una biblioteca, cátedras de extensión culturales,
etc… y mantener un local que sirviera de punto de encuentro y reunión de sus
socios. Hasta quince años más tarde, en 1892, bajo la dirección de don José del
Prado y Palacio, no se realizaron modificaciones sustanciales en sus estatutos,
reiterando en el mismo su libre independencia ideológica de la que disfrutaba.
El
Casino de Artesanos buscó cumplir con una de sus aspiraciones históricas, conseguir
una sede definitiva. Desde su fundación ha ocupado innumerables salas tales
como las que existieron en la desaparecida Plaza del Mercado, tanto en la
esquina de la calle de San Clemente como en el antiguo edificio de la
Pescadería, en la calle Cerón, en la desaparecida Casa de los Corregidores en la
calle Martínez Molina y de nuevo en la calle Cerón, en el actual Palacio de
Asuntos Sociales, convirtiéndose esta en su sede definitiva.
Con
la llegada de los años treinta, la prestigiosa asociación entró en una
complicada situación por las personas de diferentes ideales que la confluían.
Durante la guerra civil, el casino estuvo incautado e intervenido y, a su
finalización, la autoridad militar lo destinó a casino de suboficiales de la
guarnición. Ésta intentó limpiar su imagen cediendo algunas de sus dependencias
a asociaciones tales como el Club de Ajedrez o la sociedad deportiva Olímpica
Giennense.
En
los años setenta del siglo pasado la decadencia de la fundación era inevitable.
Poco a poco el número de socios fueron disminuyendo. Los nuevos tiempos provocaron
que el casino perdiera atractivo. Se intentó salvar al mismo con la instalación
de una sala de bingo, pero esta decisión acabó arruinando a la institución.
Ante la impotencia de su junta directiva, en 1982 se crea una comisión gestora
que solvente a la asociación, como así sucedió, aunque este último movimiento
no consiguió parar su cese de actividad cuatros años más tarde.
En
1996, el gobierno municipal derechista del Partido Popular adquiere el
edificio, acomete una serie de reformas y, con estos movimientos, consigue
instalar en el inmueble la sede del Patronato Municipal de Asuntos Sociales,
vigente en la actualidad.