viernes, 5 de febrero de 2021

Las pinturas del siglo XV en la Parroquia de San Bartolomé

En el año 1928, al realizarse unas obras en el altar mayor de la Parroquia de San Bartolomé, se descubrieron unas pinturas, bordadas en parte, detrás del retablo, justo en el muro que forma el ábside. Estas se encontraron desconchadas y cortadas por la colocación de dicho retablo y del transcurso del tiempo. Un conjunto formado por diez figuras encuadradas con una inscripción gótica de mediados del siglo XV.

Cuando se descubrió esta joya arquitectónica, el párroco suspendió las obras y avisó al presidente de la Comisión Provincial de Monumentos y Delegado Regio de Bellas Artes. Examinadas las pinturas, se decidió colocar las partes que se habían desmontado para dejar libre el hueco que serviría para estudiar las obras detenidamente. Por desgracia, las pinturas quedaron ocultas y su visión imposible, sin poder desmontar varios tableros tallados con relieves del primer cuerpo del retablo.

Ya en la Guerra Civil el templo sufrió algunos saqueos pero parte del retablo se salvó de los vándalos, protegiéndose también las pinturas. Tan sólo se perdió cuatro imágenes de los intercolumnios que fueron sustituidas por otras antiguas y entonadas con el conjunto, representando a San Bernardo, San Cristóbal, San Fidel y San Sebastián. También se perdió la efigie de San Bartolomé y el relieve del Nacimiento de Jesucristo, ambos reemplazados por una talla de San Bartolomé en su martirio y un relieve de San Francisco de Asís.

De este retablo mayor se ha comentado que pudo proceder de la desaparecida Parroquia de El Salvador, construida en el Castillo de Santa Catalina, pero en realidad el actual retablo fue diseñado por el famoso escultor Sebastián de Solís a finales del siglo XVI. El retablo anterior a la gran obra del toledano fue vendido a la Iglesia de Sorihuela por cien ducados.

De dicho conjunto pictórico se conoce que en el centro del ábside aparece una figura de grandes proporciones con vestiduras episcopales por donde asoma una mano izquierda sosteniendo un libro voluminoso cerrado a su vez con dos broches atados con una cadena de eslabones que va en diagonal hacia el lado derecho. De esta imagen han desaparecido los pies y el busto de hombros para arriba.

A ambos lados hay dos angelitos orantes vestidos con largas túnicas. Por otro lado, el cuadro de lado del Evangelio representa un obispo de noble y dulce semblante. A la izquierda del obispo se ve una muralla almenada o una torre.

A la derecha del obispo hay tres familiares o servidores que puede representar el milagro obrado por San Bartolomé al curar a la hija del rey Polimio de Armenia, de la que al parecer era lunática y se hallaba muy enferma y poseída por un demonio.

Un gran conjunto artístico que debería servir de recreo y estudio para los amantes de la pintura mural al ser estas obras dignas de aumentar la fama del templo que las posee. 

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