viernes, 16 de octubre de 2020

De leyenda: La Cruz del Castillo

En 1246, Fernando III El Santo, monarca cristiano, conquista definitivamente la ciudad tras un pacto alcanzado con el rey árabe Alhamar, por medio del cual el monarca cristiano se queda con la Cora de Yayyan a cambio de que Alhamar conquistara la ciudad de Granada con las tropas de Fernando III.


Cuando Fernando III sube a la cumbre del cerro de Santa Catalina para entrar al interior del Alcázar Viejo árabe, ordena a sus seguidores que lo sigan en su caminar. Sin embargo, uno de sus capitanes desobedeció esa orden y se dirigió al pico de la colina para clavar una espada en señal de victoria.

Fernando III se entera de la noticia y cuando ve el resultado, ordena a las hermanas clarisas de la capital del Santo Reino, orden religiosa fundada por el propio monarca, que se encargaran de colocar todas las cruces de manera que fueran necesarias a lo largo de la historia para que, de este modo, el mundo entero se percatara de que Jaén era ciudad cristiana. Las hermanas clarisas cumplieron con la labor hasta mediados del siglo XIX, cuando la familia de don Juan José Balguería se ofreció para costear una nueva cruz y al mantenimiento de la misma.

En 1951 se construyó la cruz actual, y al pie de la misma se puede leer una inscripción que dice: Esta Cruz, siguiendo piadosa tradición, ha sido costeada y donada al pueblo de Jaén, por los hermanos de doña Dolores y don Eduardo Balguerías Quesada. Jaén, Octubre de 1951.

Existe también una leyenda reciente relacionada con una cruz anterior a la actual. Los más antiguos sostienen que, en una tarde de viento y lluvia habitual en la capital del Santo Reino, la cruz de hierro que coronaba el cerro fue arrancada de cuajo del lugar, y los más exagerados comentan que dicha cruz bajó a tal velocidad que pudo abrir la puerta central de la Catedral de Jaén, una historia que, en verdad, es muy difícil de creer.

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