La capital del Santo Reino, seguramente como cualquier otra ciudad, cuenta con innumerables enclaves urbanísticos que se utilizan como residencias de verano o residencias fijas a las afueras del núcleo urbano del municipio. Algunos de ellos son muy conocidos como los denominados "puentes" pero hay otros que son grandes desconocidos entre la población.
La Ventosilla es una aldea municipal a unos 16
kilómetros de la ciudad. Cercano a la barriada de Las Infantas, se puede decir
que el número de habitantes no pasa de las tres personas censadas. Su economía
siempre ha estado vinculado a la agricultura. Hay que mencionar que su
ubicación cercana a la vega del río Guadalbullón ha beneficiado la creación de
cultivos de regadío como el algodón, la alfalfa o el maíz, además del olivar,
el trigo o la cebada.
Existen documentos que acreditan que ya en la Baja
Edad Media existía este paraje, más en concreto a mediados del siglo XIV,
primero como cortijo y después como aldea. Todos sus habitantes trabajaban
sobretodo en el cultivo del pan contratados por vecinos de Jaén, hasta que en
1466 el entorno fue incendiado y saqueado. Se dice que sus habitantes fueron
refugiados en el vecino Castillo de Fuentetéjar.
Muchos de los cortijos son empleados en la
actualidad como viviendas estivales o almacén de aperos agrícolas. Entre ellos
se encuentra el Cortijo de Ventosilla, rodeado de una alta tapia de piedra
construida con mampostería a modo de muralla. El Cortijo el Mirador está ubicado
en la parte alta de la aldea. Quizá es el cortijo más antiguo de la zona. De él
se han expoliado unos sarcófagos visigodos y una basa de una columna, aunque aún
mantiene semienterrado una era, la conocida como Era del Mirador. Otras de las
caserías destacadas es la de los Lendinez, ya que en su interior alberga la
antigua puerta de la iglesia jiennense de San Bartolomé.
Aunque anteriormente se ha indicado que la aldea
pudo ser fundada durante el siglo XIV, también es cierto que dicho paraje fue
creado por los cristianos a unos quinientos metros de una aldea musulmana,
abastecido por un pozo recientemente cegado. Este nuevo espacio es considerado
como un yacimiento prehistórico de primer orden en el que se pueden apreciar
materiales como hachas de piedra pulimentada, cuentas de collar, cerámicas
prehistóricas…
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