Como bien es sabido, la calle
Bernabé Soriano, conocida popularmente desde el siglo XVI como “La Carrera”, se
extiende durante 220 metros desde la Plaza de San Francisco hasta la
convergencia con la calle Ignacio Figueroa e inicio de la Plaza de la
Constitución. Sin embargo, este enclave que conecta lo viejo con lo nuevo de la
capital del Santo Reino, pudo verse ampliada en varias ocasiones desde primeros
del siglo XX, siendo estos planes los que intentaron tal transformación.
Proyecto de Ensanche de Jaén (1927): En aquella época, la corporación
municipal decide encargar al prestigioso arquitecto don Luis Berges Martínez un
proyecto de ensanche que resolviera el problema de ampliación de un crecimiento
futuro de la ciudad. En ella, el arquitecto propone la apertura de una calle de
15 metros de ancho desde la confluencia con la calle Ignacio Figueroa hasta la
antigua Carretera de Granada, atravesando las calles Cuatro Torres, Chinchilla,
Teodoro Calvache, Melchor Cobo Medina y Portillo de San Jerónimo. A mitad del
trazado se preveía la creación de una plaza de la que nacería otra calle que
conectaría con el actual Parque de la Alameda. Los problemas económicos de la
corporación municipal y el hecho de que Luis Berges Martinez abandonara su
puesto municipal para incorporarse al equipo de arquitectos de la Diputación
Provincial provoca que el plan de ensanche de la ciudad de los años 20 no se
lleve a cabo.
Proyecto de Reforma Interior de
Jaén (1939-1942): En aquella época el régimen franquista encarga al arquitecto
Juan Piqueras la reanudación del plan de ensanche de la ciudad, cambiando
pequeños detalles respecto al plan anterior. En lo relativo al ensanche de
Bernabé Soriano destaca el cambio de posición de la plaza que debería servir de
bifurcación para conectar el centro de la ciudad con el entorno de la Alameda,
quedando este proyecto de nuevo en fase de estudio.
Plan General de Ordenación Urbana
(1952): Debido a la expansión descontrolada de la ciudad en los años 40, la
dictadura franquista ordena la creación de un plan que tenga controlado la
creación de nuevas áreas de la ciudad. En cuanto a la ampliación de la calle
Bernabé Soriano se sigue manteniendo en pie la idea que en su día diseñó don
Luis Berges Martínez pero cambiando dos pequeños detalles. En primer lugar, se modificaban
todas las alineaciones de calles para ganar en regularidad y en anchura y por
otra parte se introduce la idea de construir nuevos edificios en la
prolongación de la Carrera con soportales en la planta baja en toda su
longitud, con el propósito de reservar estos para acerado y dejar el ancho de
la calle por completo para la circulación de vehículos. De este modo se
aprovecha la oportunidad de impulsar la zona alrededor de la Carretera de
Granada con la construcción de zonas recreativas para albergar un recinto
ferial y equipamientos recreativos. Debido a las innumerables quejas que
realizaron los vecinos del barrio de San Ildefonso, llegando incluso escritos
de quejas a la propia corporación municipal, el plan no se llevó a cabo.
Plan
parcial de saneamiento y reforma interior (1966-68): Con la ampliación de
anchura de calle que se lleva a cabo en la calle Virgen de la Capilla se
alivian momentáneamente los problemas de movilidad que existían en uno de los
principales accesos de la ciudad, pero a finales de los años sesenta, provocado
por el aumento constante del parque automovilístico en la ciudad, la dictadura
franquista se ve obligada a llevar reformas concretas para dar soluciones a esta
problemática. De nuevo en 1966 se encarga al arquitecto Enrique Bonilla la
construcción de un plan interior que remodelara por completo la calle Bernabé
Soriano y el barrio de San Ildefonso. A diferencia de los antiguos planes
urbanos, en este proyecto se eliminan plazas y bifurcaciones aledañas y se crea
un único vial que conectaría directamente la calle Bernabé Soriano con la
Carretera de Granada, manteniendo la construcción de soportales a lo largo del
recorrido de la nueva vía para aumentar la fluidez del tráfico y potenciar la
actividad comercial.
Plan
General de Ordenación Urbana y PROBERSO (1971): En este nuevo Plan General de
Ordenación Urbana se sigue la estela del plan elaborado por Enrique Bonilla
cinco años atrás con la salvedad de que se construyó un nuevo plan de
alineaciones para el barrio de San Ildefonso, a fin de una mejor relación con
la nueva vía y avenidas cercanas. Por primera vez, se inicia la construcción de
dicha ampliación en el actual Portillo de San Jerónimo a través de una sociedad
constructora conocida como PROBERSO (PROlongación de BERnabé SOriano).
En
1978 se termina esta primera fase del proyecto con enorme éxito, aunque con la
llegada del primer gobierno democrático el plan de ampliación queda suspendido
y nunca más se planteó la reanudación del mismo.
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