viernes, 23 de agosto de 2019

En el olvido: La Puerta de Noguera








Resultado de imagen de puerta de noguera jaenLa Puerta Noguera, de Noguera, o de Las Nogueras, se encontraba en los restos que actualmente ocupa entre las esquinas de las calles Manuel Jontoya y Francisco Coello, paralela al lienzo sur de la muralla medieval y que articuló el ensanche renacentista del barrio desaparecido de Santa María. Se dice que dicha calle pertenecía a la parroquia o collación de San Ildefonso, aunque pudo pertenecer al mismo tiempo a otra iglesia.

No se conservan descripciones antiguas de la Puerta, pero podría tratarse de una gran construcción que abarcaría buena parte del ancho de la calle actual, y que tendría portillos peatonales a los costados, o quizá sólo uno al Oeste. Esto explicaría la importancia que la misma adquirió y que por ella pudieran transitar caballerizas y comitivas como las de los personajes ilustres Enrique IV o el Condestable Iranzo.

La función de esta puerta en relación con otros accesos a la ciudad presenta cierta confusión. Algunos autores consideran que la muralla, tras pasar por detrás de la Catedral, bajaba hasta la Puerta Noguera, donde giraba y subía por la calle Abades hasta enlazar con la Torre del Alcotón, para dirigirse desde allí hacia el Oeste.

Durante la edad Moderna, los vecinos aprovechaban las murallas para adosar sus viviendas a ellas, aunque estuviese prohibido, si bien los ayuntamientos autorizaban esta práctica a cambio de imponer censos. Se dice que en el siglo XVI se adosó una vivienda junto a dicha puerta, aunque no se sabe si al lado este o al lado oeste. Supuestamente era un hogar con paredes gruesas de piedra o de buen tapial encajonadas en esquinas y pilares de piedra.

Resultado de imagen de puerta de noguera jaenLa casa pertenecía al prebisterio, un término con el que se hacía referencia a unos beneficiados que se diferenciaban de los canónigos normales en que no formaban parte del cabildo, como órgano de gobierno capaz de tomar decisiones. 

Ya en el siglo XIX, era norma común derribar puertas de murallas y otros elementos de las ciudades que se encontraran en estado ruinoso o que entorpecieran la circulación de personas y cabalgaduras, y este era un punto neurálgico de la ciudad, un acceso para las caballerías que vendrían cargadas desde las numerosas huertas de los alrededores de la ciudad y la acentuada rasante de la calle sería un obstáculo añadido.

El 22 de mayo de 1872, Don Ildefonso González, como secretario interino del Ayuntamiento, certifica que, a partir del dictamen que emitió la comisión de ornato, se acuerda la destrucción del “Arco llamado de Noguera”, con la oposición constante del dueño de la casa adosada.

Esta casa no fue demolida hasta los años setenta del siglo pasado para ampliar la calzada, con los mismos motivos que hace cien años, de la que se supone no queda ningún resto de la misma salvo lo que queda, junto con los restos de la puerta o la muralla, en la actualidad.

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