viernes, 5 de agosto de 2022

Barrios de Jaén: San Pedro

La barriada de San Pedro fue una de las zonas de la ciudad que más notoriedad obtuvo a lo largo de su historia hasta los primeros años del siglo XX, gracias a la unión de otros espacios anexos a su collación, pasando de tener diecisiete calles bajo su jurisdicción a cuarenta y siete.


El símbolo del barrio fue durante muchos años la parroquia de San Pedro, un espacio delimitado por el Convento de Santa Clara y el Arroyo de San Pedro. Su diseño, de estilo sencillo y sobrio, de piedra labrada, corrió a cargo de Francisco del Castillo El Mozo y se mantuvo en pie hasta el año 1967, época en la que se cumplieron más de medio siglo de abandono, ya que el templo fue anexionado a la Iglesia de San Juan por los daños que existían en la estructura del templo.

Su patrimonio artístico fue recogido de otros templos religiosos como el de Santa Cruz y San Miguel, o de los Conventos de La Coronada y Santo Domingo. También fue sede de numerosas cofradías, entre ellas la de San Pedro, la del Santísimo Sacramento, la de Ánimas Benditas, la del Santo Cristo de las Penas, la de la Virgen del Carmen y la de Nuestra Señora del Socorro, ésta última procedente de la extinta parroquia de San Miguel.

Junto al templo comenzaba la calle del Ataúd, actualmente como calle Bailén, porque allí se guardaba la parihuela y el ataúd utilizado para los entierros de feligreses humildes. Si se quería llegar al centro de la ciudad se atravesaba la calle de San Bartolomé, lugar donde se encontraba el Campillejo del Vinagre. Aún se mantiene allí una hornacina dedicada al Santo Cristo de la Amargura.

Por esta calle se llegaba al antiguo Barranco de la Coronada, conocido previamente como Barranco de San Pedro. Un hecho trágico manchó de sangre un solar colindante en 1957. Los fuertes vientos que azotan habitualmente a la capital del Santo Reino hicieron que saliera expulsada por el cielo la pantalla del Cine Rosales, provocando la muerte de cuatro personas que residían en la primera vivienda de la calle.

La entrada principal del barrio se realizaba por el Arco de San Agustín, también conocido como Portillo del Arroyo de San Pedro, un monumento destruido en 1860. El inmueble defensivo desembocaba en el Campillejo de San Agustín o Plaza de las Moreras, hoy en día desaparecido porque allí se edificó parte de la actual calle del Doctor Eduardo Arroyo.

La calle de los Caños, o del Caño, debe su nombre a un pilar público frente a las antiguas Carnicerías, bajo la traza de Francisco del Castillo en 1959 y reformada en 1648. En ella hubo un nicho en forma de concha donde aparecía una imagen de la Virgen, flanqueado por dos leones. De los leones se conoce que en la actualidad se encuentran en la Casería de San José, luego del Portón de los leones.

En el edificio de Las Carnicerías, del siglo XVIII, se puede leer lo  siguiente: Se acabó esta obra siendo Corregidor Don Vicente Caballero Illanes Henríquez de Guzmán del Orden de Santiago, Señor de la Isla y Coto de la Grana, Justicia Mayor e Intendente General de Guerra, Hacienda y Justicia y Policía de esta ciudad de Jaén y su partido por su Magestad Católica, siendo comisarios de la Junta de Propios y Arbitrios D. Pedro Esteban del Río, Don Agustín Marín de Viedma, Veinticuatros de esta ciudad a 3 de abril de 1763”.

En este espacio, aparte de la función que cumplía primitivamente, posteriormente se habilitó también para abrir allí un Grupo Escolar y, en la actualidad, se encuentra abandonado a su suerte. Se dice que bajo el inmueble se encuentran los restos de unos baños árabes conocidos como Baños del Naranjo. Cercano a este también existió un edificio porticado donde se abrió una pescadería y un horno, del que se dice se hizo famoso el mítico Hornero de los Caños.

También es cierto que la calle de Los Caños la podríamos dividir claramente en dos partes. En la primera se concentraba grandes casas solariegas de la época, mientras que la segunda estaría formada por una especie de plaza que sirvió para instalar un pequeño mercado de frutas y verduras a principios del siglo XX. En su tramo final existió una mezquita, de cuyo alminar han quedado algún que otro resto arqueológico.

El Real Monasterio de Santa Clara, en la calle dedicada a la santa, es una fundación religiosa creada por Fernando III en el siglo XIII que estuvo primitivamente en la zona sur de la ciudad. Buscando mayor seguridad, con el apoyo de Juan de Narváez, las franciscanas se trasladaron a su sede actual en 1495. En el interior se expone en veneración la imagen del Cristo de las Misericordias, Cristo del Bambú o Cristo de los Estudiantes, una talla anónima de comienzos del siglo XVI.


La calle de las Higueras siempre ha sido una calle solitaria protegida por tapias de huertos y corralones en los que siempre existieron las higueras, de donde vino su nombre. Como el barrio siempre estuvo repleto de tahonas, varias de sus calles están dedicadas a estas. La calle del Horno de la Santa Cruz servía de conexión entre los barrios de San Pedro y Santa Cruz. La calle del Horno de los Caños, renombrado como Horno de la Bovedilla, es también conocida como Caño de San Agustín y de Gracia.

La calle de Ludeña, posteriormente de Josefa Sevillano, y la calle de las Palmas, eran las calles limítrofes con el barrio de San Bartolomé. La calle del Remojadero del Pescado, sin embargo, demuestra la existencia de una lonja municipal donde se traficaba con pescado, bien fuera fresco o en salazón.

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