El
ejido de Belén fue durante siglos lugar de desconexión para los vecinos de la
ciudad. Su terreno casi siempre fue utilizado
para ganado, vertedero o, ya en el siglo XX, para juegos de niños o improvisado
taller de actividades insalubres y molestas, ya que las aguas, debido a su
altitud, no fertilizaban sobre la zona. Su situación estratégica hacía que
desde sus eras se pudiera dominar la ciudad.
En
el espacio conocido actualmente como Plaza de Belén se realizaron durante
siglos alardes medievales y ejecuciones públicas. Allí existió un rollo donde
se colgaban los cuerpos descuartizados de los ejecutados para que sirviera de
escarmiento al pueblo de Jaén, una práctica que se estuvo realizando hasta 1897,
cuya última ejecución fue a garrote vil.
Esa
parte de la ciudad era ideal para celebrar ferias de ganados. De este modo se
creó la fiesta principal de la ciudad, la de la Virgen de la Asunción allá por
1453. En principio se celebró del 1 al 15 de agosto, más tarde se amplio hasta
el día 20, y finalmente, desde mediados del siglo XX, desapareció pasando la
feria de San Lucas de octubre a ser la feria principal de la capital del Santo
Reino.
Al
Ejido de Belén siempre se le vinculó una leyenda relacionada con la Cruz del Jaspe,
un elemento religioso que al parecer pudo caer del cielo, pasando ésta a formar
parte desde entonces de la Santa Iglesia Catedral. Por desgracia, durante la
Guerra Civil, dicha cruz fue destruida por el bando republicano. Sin embargo,
siempre quedará esa coplilla que decía lo siguiente:
Tres cosas tiene Jaén
que no las tiene Sevilla
Santo Rostro, Cruz de Jaspe
y Virgen de la Capilla.
La
configuración urbanística existente de lo que hoy se conoce como barrio de Belén
y San Roque se inició a mediados del siglo XIX. Tan solo existía por aquella
época un abrevadero y varias casas modestas. El cementerio de San Eufrasio
ponía límite al barrio, aunque no fue el único camposanto que existió sobre la
zona, ya que sólo durante la Guerra de la Independencia hubo otro en la también
desaparecida huerta de capuchinos.
Poco
a poco empezaron a sumarse pequeñas casas ocupadas por familias de
trabajadores, la mayoría diseñadas por ellos mismos. La vía principal era la
calle General Castaños, una calle a la que se accedía a través de la carretera
de Granada por una escalera zigzagueante. Pasada la guerra civil, en el barrio
se construyeron cerca de doscientas casas, y en 1947 la nueva barriada fue
bendecida con motivo de la conmemoración del Alzamiento Militar y de la Fiesta
de Exaltación del Trabajo. No faltó una gran verbena popular con la banda de
música municipal como reina de la misma.
Poco
a poco al barrio se le fue dotando de servicios básicos tales como el ambulatorio
de la Seguridad Social de San Roque o el grupo escolar Alcalá Venceslada. Además,
anexo a la Avenida de Madrid, se construyó una nueva iglesia en el mismo solar
donde estuvo la desaparecida ermita de San Roque. Este nuevo espacio religioso,
bautizada como Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Belén y San Roque, comenzó
su construcción en 1955, terminando la misma siete años más tarde.
La
fábrica está estructurada en tres naves, cuya parte central es más alta que las
laterales. El presbiterio está presidida con una cruz abierta en el muro y
rellena con vidrieras. En el lado derecho de la cabecera se encuentra la
Capilla del Bautismo y el Sagrario, y su torre tiene un cuerpo de campanas
octogonal, de las que estas fueron bautizadas bajo la advocación del Santo
Ángel, San Roque, Santa Balbina y Santa Adriana.
En
el interior se puede disfrutar de un grupo escultórico basado en la Entrada de
Jesús en Jerusalén que procesiona por las calles de la ciudad en las mañanas
del Domingo de Ramos, una cerámica vidriada en la que se representa el Bautismo
de Cristo y la Virgen de Lourdes, y ya en el Sagrario se puede ver un mural en
mosaico que representa la Transfiguración de Cristo.
Junto
a este ejido existió otro campillo conocido como Ejido de San Roque, por la
ermita construida en época medieval dedicada a este santo. Un pequeño templo que
estaba íntimamente relacionado con las epidemias que asolaban la ciudad.