viernes, 8 de abril de 2022

El Colegio de Humanidades de Nuestra Señora de la Capilla

Entre la multitud de centros docentes que hubo y hay en la capital del Santo Reino existió, en el siglo XIX, el Colegio de Humanidades de Nuestra Señora de la Capilla, germen de los actuales Institutos de Bachillerato que actuó como el gozne de engarce entre la enseñanza decadente de los siglos XVIII-XIX y los impulsos renovadores y vitalistas del Jaén del Romanticismo.

Por aquella época, aquellos que ya habían cursado la enseñanza primaria tenían el camino de continuar sus estudios en algún centro donde se impartieran carreras eclesiásticas, tales como el del Seminario Diocesano o el Colegio Sacramento. Como la mayoría de los estudiantes no querían ser parte del clero, comenzaba su vida laboral una vez terminado los estudios.

Esta situación preocupaba a gran parte de una sociedad local que intentaba promover la creación de algún centro de estudios medios sin éxito. Entre los bienes desamortizados al Real Convento de Santa Catalina Mártir, de los P.P. Dominicos, se encontraba la Fundación Peñalosa. En 1837, el Ayuntamiento de la capital solicitó los bienes de dicha fundación a la hacienda pública para la creación de un Colegio de Humanidades.

La corporación municipal, aun no contando con los bienes que asegurasen su futuro, inició los trámites corporativos para dar vida al proyecto. Gracias a estas acciones, personajes como don Fernando Persiguel Carpio entendieron que se les abría la posibilidad de montar una empresa educativa, dándose prisa en acogerse en tan oportuna disposición.

Para los gobernantes locales de la época la apertura del colegio suponía una puerta abierta hacia una enseñanza más profesionalizada, aun no habiendo conseguido los terrenos de la Fundación Peñalosa, provocando que unas nuevas casas en el barrio de la Merced sirvieran para realizar esta labor.

Entre las asignaturas impartidas se encontraban, entre otras, la de primeras letras, la de filosofía, la de latinidad, la de matemáticas, la de cátedra de lengua francesa, la de gramática castellana o la de dibujo natural. Su aventura se inició el 18 de octubre de 1838.

La actividad colegial se iniciaba a muy temprana hora. A las seis y media se colocaba la luz en los aposentos del internado y se tocaba la campana que marcaba el comienzo de la jornada. Una vez levantados, los alumnos rezaban las oraciones de la mañana, el ofrecimiento del día y la plegaria “Creator Inefábilis” de Santo Tomás.

A las ocho menos cuarto era el momento del desayuno en la que se ofrecían huevos fritos con patatas, carne en salsa, pescado y ensalada. Quince minutos más tarde se iniciaban las clases. Tres veces por semana se impartía latín, ésta dividida en tres partes; Rudimentos, Sintáxis y Proviedad. A continuación, les seguía matemáticas, escritura o gramática y francés. A eso de las una de la tarde comenzaba el recreo o las clases de baile y música.

Media hora más tarde se iniciaba el almuerzo que consistía en sopa de fideos, arroz o pan, cocido con garbanzos, legumbres, carne y jamón, fruta fresca o seca, dulces, miel o confituras. Tras la comida existía un pequeño recreo o siesta y, a eso de las tres de la tarde, se reanudaban las clases. La primera de ellas era matemáticas. Tras ésta era el turno de la merienda y un nuevo recreo hasta las oraciones oportunas.

A continuación, los colegiales pasaban al salón de estudio o se incorporaban a la clase de dibujo. Después se rezaba el rosario y, sobre las ocho y media o nueve de la noche, se cenaba ensalada, guisado y postre y los alumnos se retiraban a descansar. La disciplina del colegio era muy rígida. Cada grupo de diez alumnos eran acompañados por un inspector que les acompañaba constantemente.

La institución se vio obligada a cerrar años más tarde motivada por los recelos, la ignorancia del pueblo y los intereses privados que hoy en día se practica en cada nuevo proyecto progresista y de bien que se imparte en nuestra ciudad sea de la temática o del fin que sea. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.