viernes, 28 de enero de 2022

La Basílica Menor de San Ildefonso entre los siglos XVI y XVIII

La segunda fábrica religiosa más importante de nuestra ciudad fue erigida, como por todos es sabido, a mediados del siglo XIII, precisamente cuando Fernando III El Santo, monarca cristiano, toma posesión de la ciudad al ser entregada por el Rey Alhamar, creador de la dinastía árabe nazarí, para que este último conquistara Granada con la ayuda de las tropas de Fernando III.

El diseño de la iglesia relata el estilo catedralicio con el que se dibujó la misma, aun habiéndose suprimido el coro y la verja que cerraba el presbiterio por su parte delantera. El conjunto de la parroquia lo forma su portada plateresca, su fachada neoclásica y sus retablos barrocos y de estilo rococó, la mayoría de ellos en perfectas condiciones.

Andrés de Vandelvira, ilustrísimo arquitecto renacentista, dejó escrito en su testamento que quería ser enterrado en la capilla de Nuestra Señora, sita en el interior de la basílica, y que fuese amortajado con la túnica de la cofradía de la Santa Vera Cruz que radicaba en aquellos años en el desaparecido Convento de San Francisco, al pertenecer éste a dicha hermandad. La capilla de Nuestra Señora es actualmente los altares dedicados a San Benito y a la Virgen del Perpetuo Socorro, sin que se haya podido demostrar aun si el cuerpo del arquitecto está enterrado o no en ese punto de la parroquia.

La principal transformación que sufre la fábrica data de finales del siglo XVI, más concretamente entre 1594 y 1600, cuando se construye la capilla actual de la Patrona de la ciudad, la Virgen de la Capilla, fuera del cuerpo de la iglesia, conectada con la misma a través de un arco donde se colocó la reja de hierro que hoy se conserva.

El retablo dorado del camarín de la Virgen de la Capilla es de estilo barroco. A cada lado tiene dobles columnas salomónicas enredadas por sarmientos de vid con pámparas y racimos de uva. En el banco donde se encuentra su sagrario se encuentra representado el descenso de Nuestra Señora en la noche del 10 al 11 de junio de 1430. En la cabecera hay otro relieve dedicado a la Visitación de Nuestra Señora a su prima Isabel. La obra fue realizada por el entallador Cristóbal Téllez.

La torre de la basílica, sin embargo, consta de tres cuerpos separados por cornisas o chapitel de piedra. El cuerpo bajo, de planta cuadrada, fue mandada construir entre los años 1580 y 1595. El segundo cuerpo, también cuadrángular, se había terminado en el año 1600. En la primera parte de la torre se encuentra entallado el escudo de armas del obispo Francisco Sarmiento de Mendoza, mientras que en la parte central de la misma, perteneciente al segundo cuerpo, se entalló el escudo de armas del obispo Bernardo de Rojas y Sandoval.

El tercer cuerpo de la torre, y último, es octogonal, puesto que allí fueron a parar las campanas y los escudos de armas del obispo don Sancho de Dávila y Toledo. Su construcción apenas duró dos años, entre 1608 y 1610. En los chaflanes del cuerpo octogonal de las campanas se colocaron cuatro pirámides con sus capiteles y remates que aún se mantienen.

La planta de la basílica es idéntica al actual. Por aquella época aún no se había construido el coro bajo, sino que más bien se colocó en ese punto una forma de tribuna sobre la conocida Puerta de los Novios y frente al presbiterio. La diferencia entre el presbiterio actual y el de hace cuatrocientos años se define en que éste último era bastante más pobre que el actual y que se encontraba cerrado por detrás con un retablo grande dedicado a San Ildefonso, sobre el que se echaba un velo de lienzo azul para protegerlo.

A espaldas del altar mayor, donde en la actualidad se encuentra el retablo del Descenso, se veneraba la imagen de Nuestra Señora de la Paz. Por desgracia, los republicanos la destruyeron en 1936 como otras tantas imágenes. Entre los retablos se encontraban los dedicados al Santo Cristo de la Columna, San Bernabé, la Asunción de Nuestra Señora y Santa Ana. Hubo también una capilla dedicada a Jesús Nazareno con su sagrario correspondiente. Al mismo tiempo se veneraban en el templo las imágenes del Santo Cristo del Valle, Santa Quiteria, el Cristo del Lagar, San Cristóbal y las Ánimas del Purgatorio, ésta última con altar propio.

Durante la primera mitad del siglo XVIII la basílica se enriqueció con diversas alhajas y mejoras como la sustitución del frontal de plata de Nuestra Señora de la Capilla, la construcción de la nueva sacristía o la reforma del coro bajo con su sillería tallada, entre otros leves cambios.

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