viernes, 18 de septiembre de 2020

Castillo Abrehuy en la cumbre de Santa Catalina

En la actualidad muchos pueden pensar que las dimensiones de la fortaleza cristiana que reina nuestra ciudad corresponde al espacio comprendido entre el Centro de Interpretación del Castillo de Santa Catalina y el Parador de Turismo. Nada más lejos de la realidad. Hubo una tercera fortaleza, anexa al parador, que data del siglo XII y que pudo estar en funcionamiento hasta la huida de los franceses, allá por 1812.


El espacio ocupado iba desde la actual piscina del parador hasta la finalización de los merenderos del cerro si lo miramos desde Caño Quebrado. Sus lienzos y torres fueron construidos en tapial de tierra revestido en argamasa. El lienzo sur tuvo que ser adaptada a la roca que reina esta parte del cerro, provocando que las seis torres que pudo tener este castillo se tuvieran que construir entre el lienzo norte (cinco de ellas) y el lienzo oeste, todas ellas de planta cuadrada. Algunos historiadores comentan que el Castillo Abrehuy protegía el flanco que daba al Cerro Neveral y que tenía un aljibe que se abastecía por un sistema de acequias.


En la actualidad, aún se puede apreciar la planta irregular del castillo conformado por lienzos de muralla adaptados a los escarpes rocosos por su lado sur, y paños de muralla reforzados por cinco cubos rectangulares al norte, donde se albergaba una azotea en la parte superior. También se sigue alternando hiladas de ladrillo macizo con mampostería regular, un sistema típico de construcción almohade.

Lastima que esta riqueza arquitectónica sea aun una de las asignaturas pendientes de investigación y restauración en nuestra ciudad, presentando el lugar un lamentable estado de degradación y abandono.

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