viernes, 28 de agosto de 2020

Catedral de la Asunción de Jaén: Una verdadera joya del Renacimiento


Se conoce como Catedral al templo donde tiene su sede o cátedra el obispo, siendo así la iglesia principal de cada diócesis religiosa. Desde ahí, el prelado preside la comunidad cristiana, enseñando la vida de fe y la doctrina de la iglesia. Jaén necesitaba una Catedral en la que sus vecinos abrazaran la religión católica y, sobre todo, se le diera culto a uno de los símbolos religiosos más importantes de la iglesia católica, el Santo Rostro.

Su construcción comenzó en 1371, 125 años después de la conquista cristiana de Fernando III, terminando las obras en 1806 con la colocación de las rejas de la lonja, posterior a la construcción de la iglesia parroquial del Sagrario en 1801.

La Mezquita Mayor que se encontró Fernando III tenía como emplazamiento el mismo que el de la Catedral actual, siendo esta mezquita de tamaño reducido por el sitio que ocupaba, pues su ubicación tuvo que ser lógicamente opuesta a la de los templos que la suceden. El monarca cristiano renombra el templo árabe como iglesia en 1246 y como Catedral tres años tarde.

Siendo obispo Don Nicolas de Biedma se emprende la construcción de la Catedral antigua, la primera versión de este templo capitalino. En la actualidad no han sobrevivido restos del mismo. Existen documentos que demuestran que era un templo rectangular con capillas perimetrales y una cabecera plana, formado por cinco naves de moderadas dimensiones con la axial más ancha, y rematadas por otra transversal en la cabecera a modo de crucero que en su intersección con la nave central acogía un cimborrio ochavado. En la nave central se encontraba el coro y en frente la capilla mayor, puesta y arrimada a la misma muralla de la ciudad. Los púlpitos se situaban a ambos lados de la capilla mayor y las naves estaban separadas por cuatro muros longitudinales con arcos a nivel inferior y seis o siete pilares. La fachada principal contaba con tres puertas y contrafuertes adosados. La nave central era más alta que las otras cuatro, y en todas ellas utilizaronn cubiertas de madera sin ventanas a los lados, ya que la luz entraba en el interior por el cimborrio.

La catedral gótica del siglo XV se comenzó a construir durante los últimos años de dicho siglo y nunca llegó a finalizarse, ya que en la segunda mitad del siglo XVI se tomó la decisión de construir una catedral diferente en el lenguaje clásico imperante. De esta se mantiene en pie la parte inferior del muro que conformaba el testero de la Catedral gótica y que forma la cabecera de la Catedral actual, fijando el conjunto arquitectónico en la zona de la calle Valparaíso. En el paño central se puede apreciar una puerta tapiada con arco apuntado, que permitía el acceso provisional a la capilla del Obispo, de forma cuadrada y comunicada con la Catedral antigua para conciliar temporalmente el culto entre las dos catedrales. Dicha capilla se encontraba elevada siete escalones respecto a la Catedral anterior y con una escalera situada tras el muro del altar mayor que previsiblemente permitía el acceso al espacio bajo la capilla resultante del desnivel del terreno.

La Catedral actual fue iniciada a mediados del siglo XVI, prolongándose su construcción hasta principios del siglo XIX. Su primera etapa, conocida como renacentista, es la más importante porque se corresponde con la construcción que sienta las bases del templo que aún en pleno siglo XXI conocemos. En esta fase se edifica el Panteón y la Sala Capitular en 1556, y la Sacristía, el testero sur del crucero y las capillas de la nave izquierda más próximas a la cabecera un año más tarde.

Las obras comienzan a gestarse en 1548 por orden del obispo Don Manuel Esteban Gabriel. Andrés de Vandelvira realiza la traza y el modelo de la Catedral, convirtiéndose en Maestro Mayor de la misma con 38 años. Construye el bloque sur con las dependencias auxiliares y el Muro Interior que cierra el salón por el lado derecho y que ocupa el espacio existente que va desde las capillas de Santa Teresa y Virgen de las Angustias hasta el testero y la fachada sur del crucero.

Alonso Barba fue nombrado Maestro Mayor en 1578 tras la muerte de Vandelvira, manteniendo la idea de su antecesor. La Catedral fue diseñada como un gran salón rectangular en doble cuadrado, como una plaza cubierta, con las bóvedas vaídas a igual altura y con los arcos formeros descansando en unos rebancos que se apoyan sobre las pilastras cuyos intercolumnios dan lugar a la disposición espacial con tres naves.

En el piso inferior se crean capillas con dos arcos de medio punto en los intercolumnios de mayor tamaño y que simulan puertas que comunican con un mundo espiritual que se materializa mediante pinturas, esculturas y retablos. En el superior se construyen balcones en número de uno o tres, donde el vano queda enmarcado por pilastras jónicas bastante planas.

Andrés de Vandelvira diseñó la Sala Capitular como una planta rectangular en doble cuadrado cubierto con bóveda de cañón, organizando rítmicamente sus paramentos con dobles pilastras con hornacinas intermedias, arcos que acogen los ventanales apoyándose sobre un basamento plano que visualmente aumenta la esbeltez de la sala al tiempo que sirve de apoyo a la bóveda fajonada y que se encuentra decorada geométricamente.

En la Sacristía Vandelvira utiliza también una planta rectangular para demostrar la especialidad como una unidad longitudinal en la que las permutas de valencias entre espacio y estructura es evidente, provocando una solución parietal dual y de cobertura que inscribe sin correspondencia en el contenedor de prismático que define la volumetría exterior de la estancia. El cerramiento se soluciona con la construcción de un muro interior rítmicamente plasmado con un orden corintio en el que los haces de cuatro columnas desempeñan un papel fundamental en la transparencia que se percibe en la composición. En definitiva, Islamismo, Medioevo y Clasicismo se fusionan en un solo espacio, siendo la composición de esta sala algo complejo, único, refinado y genial.

En el exterior, el muro que protege la Sacristía, la Sala Capitular y el Panteón se asemeja a una superficie prismática que se componen de tres fachadas que no permiten intuir su contenido al haber sido diseñados sus cerramientos con una solución que permitiera construir un entablamento jónico coincidente con los primeros palacios del Quattrocento que no obedecían a las trazas clásicas de dichos edificios. Se puede decir que a mayor altura estos elementos adquieren características especiales de ático.

En 1635 el obispo cardenal Don Baltasar Moscoso y Sandoval adjudica las obras de continuación de la Catedral a Juan de Aranda y Salazar continuando las obras por la cabecera hasta el crucero. Para ello, se derriba casi la totalidad de la catedral y la capilla gótica realizadas respectivamente por Nicolás de Biedma y Don Alonso Suárez.

Juan de Aranda es fiel seguidor de las ideas de diseño de Vandelvira, siendo este el culpable directo de la aparencia exterior que existe en la actualidad tanto en los laterales como en la cabecera del templo. Para ello, el diseño con el que se soluciona los balcones situados en el muro exterior de la cabecera son los mismos que años más tarde se volverían a utilizar en los muros exteriores que cierran las capillas laterales. La fase realizada por Juan de Aranda concluye con Pedro Portillo, sucesor del anterior, que levanta el paredón a la altura de la línea de pilares del crucero, aislando la obra nueva y consagrando el templo en 1660.

Durante los últimos años del siglo XVII se inicia las obras para construir la fachada, dejando libre el hueco entre esta y el crucero para para ser edificado posteriormente. Eufrasio López de rojas es nombrado Maestro Mayor de la Catedral el 1 de enero de 1666, siendo este el responsable del diseño y construcción del cierre de la Catedral casi en su totalidad. Comenzó derribando el Ayuntamiento, que en aquella época ocupaba una parte del solar donde se pretendía ubicar la fachada, y posteriormente comenzó los trabajos de diseño de la torre derecha. En 1670 se inicia los trabajos en la torre sur y los cimientos de la fachada concluyeron dos años más tarde.

En 1684, el arquitecto muere, dejando la catedral con la fachada ejecutada sin el ático. Los siguientes arquitectos en comandar las obras del templo fueron Francisco Landeras desde 1685, Blas Antonio delgado desde 1686, y Eufrasio López entre 1688 y 1702. Con ellos se termina la fachada y se cierran las cúpulas de las torres durante esos años. El cerramiento de los pies de la iglesia es solucionado con un gran pórtico, a manera de vestíbulo, cubierto con bóveda de cañón, arcos fajones y lunetos, creando un lugar de transición que hubiera predispuesto a la percepción del anterior.

Frontalmente la fachada aparece protegida por dos torres idénticas y simétricas a modo de un arco del triunfo con dos pisos, organizándose en forma de retablo. Esta parte delantera está coronada con una balaustrada con pedestales intercalados y esculturas superpuestas, articulándose verticalmente en cinco calles mediante un orden corintio colosal y horizontalmente en dos pisos, acogiendo el inferior los tres accesos principales a la Catedral. Los balcones del piso superior son realizados en medio punto, mientras que la continuidad de los pisos es definida mediante el empleo de marcos y decoración.

El cuerpo superior, con su forma de ático, está ordenado verticalmente con pilastras, que se corresponden con las columnas inferiores, y que sostienen la cornisa y el antepecho superpuesto. En las torres se organizan los troncos con su desnudez dominante en contraste con la superficie interior de la fachada. El cuerpo de campanas exento y con triples vanos de medio punto se diseña con un orden corintio de columnas semiembebidas en pilastras. Como complemento se colocan chapiteles octogonales finalizados con pilastras cajeadas y huecos de medio punto. Las esculturas colocadas en ese espacio representan a San Miguel, la Asunción, la Santa Faz, San Pedro y San Pablo, y se personifican además los Doctores de la Iglesia intercalados con los Evangelistas presididos por Fernando III el Santo: San Agustín, San Gregorio, San Mateo, San Juan, San Lucas, San Ambrosio y San Jerónimo.

Entre los años 1701 y 1702 se procedió a la unión de la fachada con el crucero de la mano de los arquitectos Blas Antonio Delgado, Miguel de Quesada y José Gallego y Oviedo del Portal. Los muros de las capillas y cerramiento exterior que delimitan la nave derecha, según se entra, se realizaron en la primera mitad de esta fase, iniciándose hasta 1701, comenzando entre los años 1713 y 1716 los situados a la izquierda. El cierre exterior de las capillas y galerías se realizó con unos muros perfectamente definidos y dominados por unos balcones, organizándose estos en dos pisos con una serie de vanos ordenados verticalmente de menor a mayor. Estos huecos se unen ornamentalmente en el piso superior.

El coro de la iglesia Catedral de Jaén fue construido durante el siglo XVIII, siendo colocado en la nave central y conectado con el presbiterio por un corredor de rejería. Los coros no realizados tienen unos paramentos de corte estática con tendencia a la independización del contenido de su entorno, desempeñando un papel similar al del muro que define el espacio que los rodea. José Gallego, que ejecuta los muros laterales entre 1730 y 1736, emplea una planta ondulante que acusa el movimiento de la pared. Respecto al trascoro, ejecutado también por el mismo arquitecto, soluciona el diseño con otra planta ondulante que lo aúna con el academicismo de las esculturas y la pintura de La Virgen de las Tijeras, obra del maestro Mariano Salvador Maella.

En el costado norte junto a la cabecera de la Catedral, sobre una cripta, Don Ventura Rodríguez Tizón diseña en la segunda mitad del siglo XVIII un conjunto simétrico y de tamaño semejante al bloque contenedor de la Sacristía, Sala Capitular y Panteón, espacio más conocido como Sagrario. Los arquitectos Francisco Calvo Bustamante, Manuel Godoy, Ángel Vidal y Manuel Martín Rodríguez fueron los encargados de ejecutar ese diseño que se complementó con las esculturas de Miguel Verdiguier y José Arias y las pinturas de Mariano Salvador Maella y Zacarías González Velázquez.

La imagen de templo romano es muy evidente en la fachada posterior que está resuelta con una articulación axial, frontón y pódium, y se confirma en la fachada lateral, donde manteniendo la traza se refuerza con el ventanal termal del basamento. Ventura Rodríguez instauró el cuerpo superior con el ático retránqueado, los óculos, las estatuas sobre la balaustrada y los jarrones llameantes.

El Sagrario está definido como una iglesia oval de eje longitudinal. El espacio continuo interior se soluciona con un paramento perpetuo, articulado con un orden gigante corintio cuyas columnas pareadas se separan de un muro que presenta alternancia en vanos, unos como ventanas místicas en los altares de un solo piso y los otros de dos alturas con nichos abalconados, que se retrotraen expandiendo el espacio interior e imprimiendo cierto carácter civil. El arquitrabe del templo soporta la cúpula finalizada con dovelas hexagonales, colocando sobre la misma una corona de grandes ventanales ovales y estableciendo un ritmo ondulante en su superficie cóncava, iluminando el interior y creando un lugar para la oración de primer orden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.