viernes, 6 de marzo de 2020

Extrarradios: Villar de Cuevas


Villar de Cuevas es una pequeña aldea situada a unos 10 kilómetros de la ciudad donde parte de sus instalaciones en la actualidad se encuentran en ruinas y el resto de la pedanía se habita temporalmente gracias a los trabajos agrícolas que se realizan durante la época estival de recogida de aceituna. En este paraje podemos encontrar desde naves para albergar ganado vacuno hasta estancias de almacenamiento para la actividad agrícola.

Quizá su nombre se deba a dos elementos que ya existían en el siglo XIV. Concretamente hablamos de la cueva de don Yllán y de un villarejo que existía cerca de dicha caverna. Existen documentos que comentan que en 1311 existía una parroquia rural dependiente del Arciprestazgo de Jaén. Más tarde, en el siglo XVI, existen pruebas que evidencia la creación de una iglesia bajo la advocación a Santa María. Además, durante doscientos años, desde 1595 a 1792, esta aldea se encontraba deshabitada.

A 1500 metros de la aldea pueden verse restos históricos de un olistolito o emersión de roca sedimentaria que alberga distintos abrigos, cerca del arroyo del judío. También, por la zona, se encuentra la Laguna de Prados del Moral. Una charca amenazada en la actualidad por el reiterado intento de plantación de olivar en su cubeta y por un pozo de agua demasiado salina como para emplearla como agua de riego.

El entorno de esta alberca alberga una rica variedad de fauna, desde anfibios como el sapo corredor, el sapillo moteado o la rana común pasando por diversas aves acuáticas y limícolas como la cigüeñuela, el chorlitejo chico o la garza real, entre otros.

Aun se pueden encontrar restos arqueológicos de época romana por la zona, como antiguas teselas de vidrio o lucernas. Hay quienes comentan que en este espacio los arqueólogos han llegado a descubrir hasta tumbas de época romana. Al norte de la pedanía, este enclave romano, correspondientes a una gran villa bajoimperial, empiezan a construirse en la época del Alto imperio, justo en el momento en el que el espacio es convertido en aldea. Por desgracia, estos terrenos constituyen un foco de atracción para los furtivos por la gran cantidad de monedas que aparecen.

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