viernes, 20 de marzo de 2020

De leyenda: El obispo insepulto


Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, obispo de Jaén, fue prelado de Jaén en la primera mitad del siglo XVI. Fue un hombre que pasó a la historia de la Diócesis como un gran constructor, al ser el responsable de la creación de, entre otras, el Santuario de San Ildefonso de la capital del Santo Reino. A finales del siglo XV nació este personaje en el municipio avilés de Fuente del Sauce. Antes de llegar a Jaén, fue obispo de Madroñero y Lugo y Consejero Mayor del Reino e Inquisidor General.

A Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce se le debe la edificación de la primera catedral gótica, antecedente que le valió para ser enterrado en la capilla mayor de la misma. En 1635 fue trasladado temporalmente a la sacristía de la actual catedral con motivo de unas obras en el corazón de la fábrica eclesiástica.

Cuando concluyeron las obras en el templo trazado por Andrés de Vandelvira, el Cabildo Catedralicio decidió que el obispo había perdido todos los honores que le posibilitaba seguir enterrado en la capilla mayor al haberla transformado casi en su totalidad el arquitecto toledano. Para eso, desde Cabildo se propuso que Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce debía ser enterrado con el resto de obispos, algo que su familia se negó por completo. Sus parientes estimaron que era de justicia volver a enterrar el cuerpo del obispo en el altar mayor.

Esto provocó que se iniciara un litigio entre ambas partes, dando como solución preventiva que el cuerpo del prelado fuera ubicado en la capilla mayor, pero sin ser sepultado, colocando su cadáver en un mueble diseñado para albergar al fallecido. 300 años más tarde, el cuerpo permanecería en dicha capilla, esperando la resolución del litigio entre familiares del difunto y el Cabildo Catedralicio.

Durante estos tres siglos la familia ofrecía una vez al año una serie de bienes al Cabildo tales como cera, miel, ganado… El motivo por el que los parientes del obispo realizaban esta ofrenda se debe a que con este acto seguiría en pie sus reclamaciones.

En 2001, el obispo de la Diócesis de la capital, Don Santiago García Aracil, oficializa un acuerdo con los parientes de Don Alonso en el que los restos del difunto serían sepultados definitivamente en la Capilla del Santo Rostro. La fecha en la que Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce recibió cristiana sepultura fue el 13 de mayo de ese mismo año.

El mueble que sirvió de féretro durante siglos aún permanece a la izquierda de la Capilla Mayor sin la inscripción que indicaba el uso funerario del menaje, y que decía así: “Alonsus Suares de la Font”, “Obispus Insepultus”, Falleciorum 1.520, sepultorum 2.001. Ret in cantem pace.

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