A
lo largo de la historia, las personas con problemas psicológicos se refugiaban
en casas u lugares de acondicionamiento para ser tratados de sus dificultades
mentales. Sin embargo, no fue hasta 1850 cuando, en el antiguo Hospital Provincial
de San Juan de Dios, se habilitó una sala que no ofrecía ni las comodidades pertinentes
ni una asistencia psiquiátrica adecuada. Este espacio estaba situado en un
semisótano, con ventanas altas y fuertemente rejadas, daba poca luz y
ventilación y colindaba con la calle Santa Úrsula.
Por
el reducido espacio del que disponía esta sala dedicada a San Diego, en 1910 se
iniciaron las gestiones pertinentes para construir un sanatorio provincial,
planteando en un principio que fuera Úbeda el que acogiera este centro. Nueve
años más tarde, tras ser cada vez más acusado la falta de espacio en el
Hospital Provincial, y después de no existir evidencias de la construcción del
nuevo sanatorio, se decidió demoler unas casas anexas al hospital provincial para
construir un nuevo pabellón psiquiátrico, inaugurándose este nuevo espacio en
1926.
Aun
así, todavía existía la necesidad de construir el añorado psiquiátrico, por lo
que en 1928 se acordó proponer un concurso de adquisición de terrenos para
alojar el edificio, especificando que este debía tener una extensión de entre
20 y 30 hectáreas y debería estar situado a unos 7 kilómetros de la ciudad. De
nuevo esta idea fue aparcada para reiniciarla en 1932 sin muchas esperanzas.
En
mayo de 1934 don Bartolomé Perales Jurado ofreció la finca “Viñas Nuevas” en la
carretera de Madrid, siendo adquirida posteriormente por la Diputación
Provincial. Tras las tareas de medición sobre el terreno, se encarga al
arquitecto provincial don Luis Berges la elaboración del proyecto de
construcción del sanatorio para introducirlo en los presupuestos provinciales
del siguiente año.
Dos
años más tarde, en plena contienda bélica, y ante la falta de un espacio digno
para cuidar a personas con enfermedades mentales, el Antiguo Hospital Provincial
de San Juan de Dios fue ocupado por el frente popular republicano y en su lugar
los enfermos mentales fueron divididos por sexos y repartidos entre el Convento
de las Bernardas y el Convento de las Descalzas.
Ya
en 1940, con Francisco López Rivera como nuevo arquitecto provincial, se
acomete de nuevo el expediente de construcción del sanatorio bajo los planos
del ya fallecido Luis Berges Roldán. El edificio se dividía en tres bloques.
Uno principal, de tres plantas, en el que se localizaría el sanatorio
propiamente dicho. Uno secundario, que alojaría la capilla, la residencia de la
comunidad y otras dependencias. Y un tercer pabellón dedicado al recibimiento
de personas y una portería.
En
los años 50 el sanatorio recibió un último impulso, abriendo sus puertas
definitivamente en aquella época, y gozando de una gran salud hasta que en los
años 70 este cayó en decadencia. Diez años más tarde, la corporación
democrática socialista redactó un proyecto para modernizar las instalaciones
del complejo, pero el edificio poco a poco fue reduciendo sus servicios hasta
que en 1987 la Diputación Provincial ordenó el derribo del complejo, dejando en
pie tan solo cinco salas para la escuela de enfermería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.