La sima encantada

En las Peñas de Castro, accediendo por el Puente de la Sierra, destaca por el silencio, la quietud, las vistas aéreas y sus formas geológicas este complejo cavernícola formado por numerosas salas y galerías que se comunican entre sí, destacando la sima encantada, la meseta más elevada del cerro El Canjorro.

El nombre de sima encantada le viene dado a este lugar a raíz de una leyenda que data de época árabe, en medio de repetidas batallas entre el reino de Granada y el reino de Castilla. En las inmediaciones del cerro vivía un humilde labrador un tanto reservado casado con una hermosa mujer de la que había tenido una hija de enorme belleza.

A sabiendas de que existían lugareños por la zona que se llevaban a las mujeres como esclavas, el labrador encerró a su mujer e hija en las profundidades de la sima. El labrador murió en manos de los moros y las dos mujeres se quedaron encerradas en la sima sin agua y sin nada con el que poder entrar en calor. De nada servían los gritos que las mujeres daban ya que por allí no pasaba nadie.

Meses después, unos pastores oyeron unos gritos que se dice hoy en día que aún se pueden escuchar, sobre todo por la noche. Otras personas han afirmado ver, cuando oscurecía, la figura de una mujer con el pelo suelto deambulando por aquellos parajes.

Al interior de la sima se accede a través de un tubo o chimenea de formas irregulares descendiendo a una sala central, desde donde parten dos direcciones. 

La galería norte conduce, gateando, a un corredor que acaba en una roca de forma triangular. Para continuar hasta el fondo de dicha galería, hay que dejarse caer por uno de los lados del triángulo, llegando a la base y continuando por ahí hasta llegar a su fin. 

A la dirección sur de la sala central se accede por una rampa hasta la base de la entrada sur. Junto a esta se abre la boca de una serie de grietas y recovecos que no conducen a ningún sitio determinado.