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El 1 de
noviembre de ese mismo año sus estatutos fueron aprobados por el cardenal
Esteban Gabriel Merino, obispo de Jaén. Unas reglas que constaban de un
preámbulo y cuarenta y un capítulos y que estuvieron desaparecidos durante
muchos años, hasta que Don Manuel Sagrista las recuperó allá por el año 1849.
Las
constituciones establecían como obligaciones fundamentales de los cofrades el
acompañar con candelas el Santo Viático cuando saliese de San Ildefonso,
celebrar la fiesta principal y rezar diez padrenuestros y otras tantas avemarías
en sufragio de los hermanos fallecidos, a los que se acompañaba en un sepelio
portando el féretro.
Los
cofrades debían participar en los oficios del Jueves y Viernes Santo y hacer
turnos de vela de media hora ante el Monumento. También acudirían a la
procesión del Corpus, todo ello bajo pena de una libra de cera en caso de ausencia.
El
gobierno de la cofradía lo constituía un prioste, cuatro alcaldes, un muñidor y
el escribano. Dos de los alcaldes desempeñaban las funciones de tesorero y
fabricano. En principio, el número de cofrades era solo de cuarenta, aunque
podían inscribirse en condición de supernumerarios a espera de vacante, cuantos
lo deseasen siempre que tuvieran avecindados en el barrio de San Ildefonso.
Desde
las primeras décadas del siglo XIX esta cofradía estuvo asociada íntimamente a
la familia Sagrista, uno de cuyos miembros más queridos, Don Rafael Ortega Sagrista,
ejerció largos años como prioste, llevando a la cofradía a un periodo de
esplendor en que se aunaban la discreción con la tradición, constituyendo a esta
hermandad en una hermosa reliquia de los fervores eucarísticos del viejo Jaén.
Por su
carácter singular sus símbolos representativos son el estandarte y sus
estatutos originales, hermoso códice de catorce folios en pergamino, escritos
en letra gótico-humanística con bellas orlas y miniaturas, encuadernados en
terciopelo carmesí con adornos en plata.
Establecida
desde su fundación en la Basílica Menor de San Ildefonso, su fin esencial es la
exaltación de la Eucaristía. Todos los años, el domingo infraoctavo de San
Ildefonso celebra la denominada “Fiesta del año” en la que, tras oficiarse la
Eucaristía, hay Exposición Mayor del Santísimo Sacramento y a continuación
procesión claustral por las naves del templo, que tras detenerse en varios
altares finaliza en la capilla de la Patrona de la Ciudad, donde se canta una
Salve y se hace la Solemne Reserva.
También
ofrece una misa por los cofrades difuntos. En los días previos a la fiesta, se
celebra un triduo. Además, tiene a su cargo la celebración de Misas en
determinadas festividades, seis sabatinas y una Misa y acto eucarístico por las
vocaciones en los primeros jueves del mes.
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