viernes, 15 de febrero de 2019

En el olvido: Palacio Villalvos-Nicuesa

Esta casa-palacio, conocida también con los nombres de palacio del Vizconde de Los Villares o palacio del Conde-Duque, probablemente fue levantada por Don Luis de Villalvos Nicuesa a mediados del siglo XVII. El inmueble se localiza en la zona sur de la capital del Santo Reino, en una manzana delimitada por las calles Las Peñas, Francisco Coello, García Requena y Carrera de Jesús, presentando fachada a esta última.

Actualmente la calle Carrera de Jesús recorre desde el lado sur de la Catedral hasta la Glorieta de doña Lola Torres, donde enlaza con las vías de circunvalación de la ciudad. El edificio, en definitiva, se sitúa hacia la mitad de esta, en la acera sur, frente a la muralla.

Originariamente, y más concretamente desde la época islámica, este espacio fue dedicado a labores agrícolas. El uso de esta actividad en estas tierras siguió durante la reconquista cristiana hasta que en el siglo XV se comienza a urbanizar el entorno lentamente.

Sin embargo, no es hasta mediados del siglo XVII cuando los Villalvos Nicuesa se encargan del lugar transformando las posibles dos casas que ocupaban este terreno en un gran palacio. A principios del siglo XVIII, la casa pasó a nombre del Vizconde de Los Villares Don Francisco de Ceballos Villegas.
Un siglo más tarde, el edificio volvió a sufrir varios cambios en lo que a dueños se refiere, pasando de los marqueses de Torrealta a los marqueses de Acapulco. Sin embargo, no es hasta finales de esta centuria cuando el palacio sería propiedad, por primera vez en su historia, de un miembro de la burguesía española, concretamente de Don Bernabé Soriano de la Torre.

Ya en el siglo XX el edificio sufre innumerables ocupaciones, pasando de ser oficina de telégrafos, imprenta del Eco de Jaén u oficina principal de la Caja de Ahorros de Córdoba, a un bar-discoteca, conocido como “Conde-Duque”.

Finalmente, aquellos propietarios que montaron dicha discoteca, Don Leopoldo Rama y Don Santiago Molina, vendieron el inmueble a la Caja Provincial de Ahorros de Jaén, que planeaba ubicar en ella la sede de su Obra Socio Cultural.

Para ello financió en 2008 los estudios arqueológicos pertinentes, e inició dos años más tarde los trabajos de restauración, con la demolición de numerosas estructuras en mal estado. Trabajos que se han quedado por ahora paralizados, en parte por la crisis económica, en parte por la absorción de esta caja por la entidad malagueña Unicaja, su actual propietaria.

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