viernes, 27 de abril de 2018

Judería en Jaén: Historia de la Judería I

Sefarad es el nombre que los judíos dieron a la península ibérica desde muy antiguo. Los judíos españoles que fueron expulsados en el año 1492 y formaron Comunidades Sefardíes en diversos países mediterráneos, llevaron consigo el legado de sus antepasados. Todavía hoy, la lengua que estos judíos hablan en el hogar, llamada sefardita, es básicamente nuestro propio idioma, e incluso se incorporaron mucho después palabras y expresiones a nuestro vocabulario de los distintos países donde vivieron estas Comunidades. 


A esta lengua también se le llama judeo-español, judhezmo o djudeo-espanyol. Más de quinientos años después, se siguen conservando numerosos lazos comunes con la cultura española. Jaén fue una de las ciudades de Sefarad, uno de los lugares donde la convivencia pacífica entre musulmanes, cristianos y judíos se hizo patente, formando parte de la España de las Tres Culturas.


Los datos más antiguos, sitúan la presencia de los judíos en la Península Ibérica, a raíz de la destrucción del Templo de Jerusalén por el emperador romano Tito, en el año 70 d.C. Sin embargo, la presencia judía en estas tierras es incluso anterior al nacimiento de Cristo. En el Antiguo Testamento podemos leer: "... y los desterrados de Jerusalén que están en Sefarad" (Abdias, 1-20). Sefarad querría decir España.


Otra interpretación dice que Sefarad procede del hebreo "sephard", que significa "muy lejos". Los judíos de Sefarad serían los judíos de "muy lejos", a muchos kilómetros  de Israel. El devenir de los tiempos, provocará que esas lejanas tierras de Sefarad llegaran a convertirse en el verdadero Israel.


Documentalmente probado, los judíos se encontraban ya en Jaén en el año 612. El Rey Sisebuto dirigió un escrito a distintas localidades de las provincias de Córdoba y Jaén, en la que encargaba se hiciera cumplir la legislación que prohibía a los judíos tener esclavos cristianos, lo que hace pensar que eran los únicos territorios con juderías en ese momento. Entre esas localidades figuraba Aurgi, que era el nombre de Jaén en aquel momento, y también La Guardia de Jaén, Martos, Córdoba, Andújar, Baeza y Toya-Peal de Becerro, entre otros.


Dos cosas aparecen claramente en esta ley. El importante poder económico de estas comunidades judías que soportaban el gasto económico que suponía tener a su cargo población esclava, y la suficiente posesión de poder como para no haber respetado esa ley. Con estos datos quedaría evidenciado que esos asentamientos no eran nuevos, sino bastantes anteriores a esa fecha.


Tras la caída en el imperio Romano, gobernarían en nuestra península los visigodos, con quienes los judíos mantuvieron unas buenas relaciones. Hasta la llegada del rey visigodo Recadero I, los anteriores reyes visigodos mantuvieron en la península una religión determinada: El arrainismo.


Al convertirse Recadero I en católico, este comenzó a aplicar duras políticas contra los judíos, prohibiendoles comer con católicos, construir sinagogas o poseer en propiedad esclavos cristianos. Los siguientes reyes visigodos continuarían con esas políticas de persecución, pretendiendo la conversión del pueblo judío al catolicismo, hasta que los musulmanes llegan a nuestras tierras y se apoderan de ellas.


Al parecer, los judíos españoles no dudaron en ayudar a los musulmanes en la conquista de la península, hecho que les reportaría numerosos beneficios durante la inmediata dominación árabe. Como dato curioso destaca que el Rey Tariq conquista la península, entre otros objetivos, para encontrar la Mesa del Rey Salomón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.