viernes, 27 de octubre de 2017

En el olvido: Convento de San José de los Carmelitas Descalzos II

El Convento de San José de los Carmelitas Descalzos ocupaba algo más que el Camarín de Jesús, lindando longitudinalmente con el Barranco de los Escuderos. Este hecho provocaba un grave problema para las instalaciones, ya que este cauce era un arroyo caudaloso que en días de tormentas se transformaba en una polvorosa torrentera, produciendo movimientos de tierras que afectaron a la cimentación y paredes maestras exigiendo frecuentes y costosos reparos.

Su fachada de austera traza daba frente a los populares cantones de la Puerta de Granada, concretamente desde la actual fachada del Camarín de Jesús hasta las primeras escaleras existentes en sentido ascendente por la Calle Carrera de Jesús. De hecho, en esa misma esquina, se puede contemplar aún unos pequeños restos de fachada que hoy en la actualidad, junto con el Camarín, se conserva de dicho convento.

Su residencia conventual era de gran amplitud y se extendía con sus edificaciones auxiliares hasta las tapias del Convento de Santa Ana. De hecho, la casa disponía también de un bello patio claustral muy similar al que tiene el Convento de Santa Teresa. Del convento no existe mucho más datos pero si de su iglesia y de la Capilla de Nuestro Padre Jesús.

Su fachada estaba decorada con sencillas pilastras y molduras, ofreciendo en una hornacina sobre la entrada una imagen de San José a quien estaba dedicado el convento, parecido al que existe en la actualidad. Además, la iglesia disponía de una torre con tres campanas.

El interior era de una sola nave, cubierta con una bóveda de cañón decorada con su cornisa y luneros. La capilla mayor era presidida por una imagen de vestir de Nuestra Señora del Carmen y, bajo ella, había imágenes de San José, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, además de dos lienzos de San Elías y San Eliseo. En los laterales colgaban cuadros de Nuestra Señora del Carmen mientras que en el testero principal existían sendas imágenes Santa Teresa y San José.

Allá por el Siglo XVIII, el altar se enriqueció con la donación de hechuras de Santa Teresa y San Francisco de Padua acompañadas de una urna dorada con sus cristales y San Antonio de Padua en el interior, sin olvidar un lienzo de la Inmaculada alhajado con su resplandor de plata, alumbrado por una lámpara también de plata.

En el cuerpo de la iglesia había un altar con lienzo de San Juan Nepomuceno flanqueado por esculturas de San Antón y San Alberto, un altar con retablo dorado dedicado a San Juan de la Cruz y otro de estuco y pintura de la beata María de la Encarnación.

Mención especial merece la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, ya que sus orígenes comenzaron en el Camarín de Jesús y que estuvo expuesta en un altar con retablo dorado y sagrario antes de ser trasladada a la Catedral.

En diferentes lugares de la iglesia hubo pinturas de diferentes personajes de la iglesia, entre ellas una serie de cinco pinturas sobre la vida de Santa Teresa. Comunicada con el templo, pero formando un conjunto independiente se encontraba la Capilla de Nuestro Padre Jesús, tal como se encuentra en la actualidad.

Esta descripción detallada no sería posible sin la conservación de los pocos documentos que se salvaron de su destrucción en el Siglo XVIII, permitiéndo conocer más sobre la historia de Jaén.

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