viernes, 13 de octubre de 2017

¡Viva San Lucas!

Jaén tiene la feria más tardía y, al mismo tiempo, una de las más importantes de Andalucía y España. Erróneamente se dice que la feria surgió en el Siglo XV por Don Miguel Lucas de Iranzo cuando la realidad es que la feria se celebraba en torno al 15 de agosto instituida mediante un privilegio otorgado por el príncipe Don Enrique de Trastámara a mediados del siglo XV a petición del Concejo de la ciudad.

El principal motivo para celebrar estas ferias era de carácter económico, prinipalmente por la feria del ganado que se organizaba. El Cabildo de aquella época impulsaba estas celebraciones poniendo su empeño en dotarlas de gran brillantez. En sus primeros años, sus fiestas se celebraba en la plaza de San Francisco y en las calles Campanas, Turronería y Álamos. Después pasó a la Carrera y las plazas del Mercado y San Agustín y, por último, al Ejido y Eras de Belén.

Entre los siglos XV y XVIII las corridas de toros se celebraban primero en la Plaza de Santa María, sirviendo de toril la calle del Obispo, y después en la plaza del Mercado. En 1842, el Ayuntamiento autorizó la construcción de una plaza de toros a las afueras de la Puerta del Ángel, reutilizándose piedras del demolido Convento de Capuchinos. El coso de la Alameda quedaría inaugurado en la feria de agosto de 1847 y se mantuvo en funcionamiento hasta su demolición en 1960 para construir el coso actual.

En 1930 la feria de agosto comenzó a decaer, y fue suprimida en la Guerra Civil. Pese a que se reinstauró en 1939, al final acabó reduciéndose a una verbena en el barrio del Arrabalejo.

Aunque coincidiendo con la festividad de San Lucas se celebraba en época del Condestable una feria de ganado, no parece tener ninguna relación con este, al ser de carácter menor, pues la feria principal de Jaén continuaba siendo la de agosto.

En 1805, una epidemia de viruela hizo que se prohibiera celebrar la feria de agosto, por lo que el Concejo de la ciudad decidió que la feria grande de Jaén pasara a realizarse el 18 de octubre. En 1814, la feria de San Lucas vio aumentar el número de gentes y de ganado que participaban en ella. Estos elementos contribuyeron a consolidarla, aunque siendo siempre una feria de menor rango. 
En 1883, la Real Sociedad Económica de Amigos del País lanzó una propuesta razonada para que la feria de Jaén tuviera lugar definitivamente en octubre. Lo justificaron por los serios inconvenientes para una feria ganadera como la escasez de agua en los abrevaderos, el temor a epidemias y el calor en el mes de junio, mientras que octubre era época de intermedio en las cosechas agrícolas y gozaba de un clima suave y supondría que Jaén tuviera la última de las ferias españolas, lo cual atraería a numerosos asistentes a su mercado y comercio y también a sus festejos.

La iniciativa gozó de buena acogida y, desde ese mismo momento, la Feria de San Lucas comenzó su andadura como feria grande de Jaén, compartiendo feria con la de Agosto hasta mediados del Siglo XX, tomando el relevo como segunda feria la de la Virgen de la Capilla, hasta entonces feria de barrio.

En un primer momento, la feria se celebraba en las plazas y calles principales de la ciudad, especialmente en las plazas de Santa María, San Francisco, Deán Mazas y la actual Plaza de la Constitución o en aquellos espacios con cierta amplitud que empezaban a urbanizarse y permitieron este uso durante algunos años. Las ferias de ganado de San Lucas se ubicaban en lugares a las afueras del casco urbano como el Ejido de Belén y la Loma del Royo, el Recinto o Peñamefecit para que la profusión de animales no ocasionara molestias en el casco urbano.

En 1902 se iluminó por primera vez la feria con luz eléctrica por arcos voltaicos y además tuvo lugar el primer desfile de los tradicionales gigantes y cabezudos por la mayoría de edad de Alfonso XIII. En 1942 se establecieron concursos hípicos y otras competiciones deportivas, los Juegos Florales, conciertos de bandas de música, teatro, revistas, bailes regionales, exposiciones de artesanía, pintura y escultura y otras atracciones como el Lagarto de Jaén, que se incluyó en el desfile de inauguración de la feria de 1944. Hasta 1954, la feria no tenía un lugar específico para organizar los festejos de manera ordenada y cómoda.

Entonces, el proyecto de Ferial fue realizado por Enrique de Bonilla y Mir y se ubicó en los terrenos de La Salobreja, una vaguada en pendiente que estaba dedicada a huertas entre la Alameda y la Carretera de Granada. El recinto fue dedicado a Felipe Arche Hermosa, gobernador civil de Jaén entre 1950 y 1963.

El Plan General de Ordenación Urbana de 1952 contemplaba la construcción del recinto ferial en estos terrenos de La Salobreja como culminación de la construcción de un gran eje interior, la prolongación de La Carrera (Calle Bernabé Soriano), que atravesaría el barrio de San Ildefonso para desembocar en el ferial.

La unión entre la prolongación de la Carrera y el Ferial Felipe Arche se concretaría en una gran plaza desde la que se accedería al recinto ferial a través de una monumental escalinata flanqueada por dos magníficas torres gemelas rematadas con banderas a gran altura.

Tras la escalinata, el recinto se estructuraría en plataformas a las que se accedía a través de una calle principal central adornada con árboles en sus extremos, que se extendería hasta el final del recinto para dar acceso al campo de fútbol que también se pretendía construir. Al mismo tiempo, el ferial contaría con dos vías de comunicación para uso de vehículos de las atracciones y carga y descarga y estaría rodeado por una circunvalación que asegurase la fluidez de tráfico en la zona.

Este planteamiento también implicaría que el parque de La Alameda se convirtiera en el más importante de la ciudad, puesto que tendría un acceso directo con el ferial y la citada prolongación de La Carrera, y además estaría situado junto a la Plaza de Toros, sus terrenos se ampliarían tras el derribo de las casas de la calle Arrastradero y la misma Alameda y se dotaría de árboles y jardines, así como de diversas instalaciones deportivas.

En el Recinto Ferial Felipe Arche se ubicaron tres grandes casetas permanentes. En la Caseta del Condestable, esquina con la Carretera de Granada, se solían celebrar las actuaciones de la feria. Se elevaba sobre el ferial y sus vistas sobre las luces era uno de sus atractivos. Las otras dos casetas eran las del Lagarto y de las Tres Morillas. La feria discurría entonces entre la Carretera de Granada, la Avenida de las Cruces y el Portillo de San Jerónimo, donde en los locales vacíos, solares y almacenes se ubicaban las casetas.

En los años 90 se reubicó el recinto ferial por quedarse pequeño. El antiguo Felipe Arche fue cerrado y se construyó un parque. Hasta la construcción del nuevo recinto, la Feria de San Lucas se celebró en el paraje universitario de Las Lagunillas, o los terrenos del Bulevar, que no estaban acondicionados ni tenían infraestructuras.

Finalmente, en 1998 se inauguró el recinto ferial de “La Vestida” entre la carretera de Granada, la Ronda Sur y la carretera de La Guardia en el lugar donde se encuentra actualmente. En 2009 sufrió una profunda remodelación consiguiendo espacio para casi cien casetas unificadas en la zona baja del ferial.

Por la entrada principal de la Carretera de Granada, en la tradicional portada de luces, se accede al Paseo del Real de San Lucas por el que se desciende hasta la zona de atracciones y casetas dividido mediante el denominado Paseo de Caballos y Enganches. En dicho lugar también se sitúa la caseta municipal, denominada Recinto Jaén Arena. Las casetas cuentan con unos servicios necesarios, como baño y cocina. Un lugar maravilloso del que ya se encuentra presupuestado su reemplazo en la entrada de Jaén por la zona de vaciacostales.

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