viernes, 20 de octubre de 2017

En el olvido: Convento de San José de los Carmelitas Descalzos I

El Convento de San José de los Carmelitas Descalzos fue un monumento religioso del que sólo queda su iglesia pero en realidad fue mucho más grande teniendo un papel importante a lo largo de la historia.

Este recurso estuvo muy unido a la historia de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Las sucesivas fundaciones de los descalzos que se crearon en aquella época inclinaron al opispo de Jaén en 1579 hacia esta orden religiosa que motivó que se abrieran casas de Descalzos en Úbeda y Jaén.

El 21 de marzo de 1588 los Descalzos aceptaban los terrenos ofrecidos en el arrabal de Santa Ana, a las afueras de la Puerta de Granada, comprometiéndose a fundar el convento y a cumplir las cargas espirituales que se les imponían.

El 5 de junio de 1588 se abrió el nuevo convento de Carmelitas Descalzos bajo la advocación de San José trasladando desde la Catedral el Santísimo Sacramento. Enseguida se comenzó la construcción de la iglesia que finalizó en 1619, colocando el Santísimo Sacramento en el altar mayor de esta y elevando al convento a noviciado y casa de formación.

Desde su construcción el convento vivió un floreciente estado hasta 1808, año en el que comienza su decadencia. Fortificado en 1808 y 1809 con la instalación de una batería artillera dirigido por Fray Francisco Ortiz, el convento fue encluastrado y en 1811 fue cerrado y desmantelado.

Finalizada la guerra de la Independencia, el edificio se aprovechó para instalar un Colegio Militar de Cadetes que lo ocupó entre 1812 y 1814. Se tuvo que recurrir a Fernando VII para conseguir que el ejército lo devolviera y pudiera reanudarse la vida conventual.

Una Real Orden del 29 de Marzo de 1821 con la que se quiso controlar la excesiva proliferación de conventos, dejaba abiertos tres conventos en la ciudad, incluido el que estamos hablando pero, al no cumplir con un mínimo de frailes, se decidió cerrarlo. Habría que esperar al restablecimiento de Fernando VII como Rey Absoluto para que el convento volviera a abrirse.

Reorganizada la comunidad y restaurada la iglesia, poco duró la nueva etapa conventual causada por la desamortización de Mendizabal en 1835. En principio se dejó abierta la iglesia para que pudiera atenderse al culto a la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús. La celeridad con que se procedió al cierre del convento motivó la pérdida de buena parte de sus bienes y su archivo.

Referente a la iglesia, al ser destinado a Cuartel del Regimiento Provincial de Murcia en 1836, hubo que abandonarlo definitivamente. La guerra carlista y los temores que invadiera Jaén la columna del general Gómez Damas motivaron el destino a la capital de unidades militares que se acuartelaron en los conventos encargándose los soldados de deshacer lo que aún quedaba en ellos. A partir de entonces el edificio sería objeto de innumerables hipotecas, embargos y trueques.

En 1920 se convirtió la iglesia en viviendas particulares donde una tabiquería salvó la estructura original del edificio, llegando en 1960 a su total integridad. En aquella época se intentó recuperar el edificio y establecer un templo dedicado a Nuestro Padre Jesús regido por los Carmelitas Descalzos, pero hubo falta de medios para llevar el proyecto a cabo.

En 1974 hubo que derribar el convento y ante este hecho, se anunció una operación inmobiliaria para convertir el lugar en bloques de pisos. Gracias a la prensa local se paralizó el proyecto demoliendose sólo los restos del convento en 1979.

En el año 2000 el Ayuntamiento inició gestiones para la expropiación de los terrenos del Camarín de Jesús iniciando el proyecto de reestructuración del inmueble con su posterior apertura y traslado de Nuestro Padre Jesús a su casa en 2009. Gracias a ello, Nuestro Padre Jesús volvió a su casa con el único fin de no volverla a abandonar.

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