viernes, 9 de abril de 2021

El antiguo Hospital de San Antonio de Padua

El antiguo hospital de San Antonio de Padua se encontraba situado en el edificio anexo a la parroquia del mismo nombre, en la calle Madre Soledad Torres Acosta. Si bien siempre se ha comentado que Alonso del Santo fundó dicho refugio en 1528, lo cierto fue que el capitán Hernández Pérez Oturiel y su esposa, doña Aldonza de Funes se encargaron de impulsar aquella beneficencia setenta años antes.

La intención de este matrimonio era la de escuchar misa en la iglesia que construirían anexa al hospital tanto para ellos como para los vecinos del barrio. Un 18 de enero de 1458, por parte del obispo don Alonso Sánchez de Acuña, se funda oficialmente el hospital y su parroquia. Salvo el edificio religioso, el resto del recinto fue reconstruido para albergar en su interior a la Orden de las Siervas de María.

De la parroquia, existe documentación que testifica que la fábrica actual no data del siglo XV. La anterior a la actual pudo ser modesta. La presente, sin embargo, data de principios del siglo XVIII, mandada a construir por Fray Rodrigo Marín y Rubio y por su sucesor, don Manuel Isidro de Orozco. Los encargados, sin embargo, de su construcción, fueron los arquitectos Francisco Martínez y Francisco López de Rojas.

La ermita, labrada en piedra, ofrece una fachada norte, situada en la calle Federico Mendizábal, hoy en día cegada. Su diseño, basado en un orden apilastrado toscano y almohadillado con bolsores en su dintel con la clave decorada por hoja de acanto y un alquitrabe con triglifos y metoda de diverso repertorio ornamental, presenta muchas similitudes a la de cualquier fachada de palacio que han existido en la capital del Santo Reino. Por encima del entablamento, flanqueada por las volutas de un frontón partido, se encuentra una hornacina dedicada al santo titular.

La otra portada, un poco más austera, se encuentra situada en la Plaza de los Jardinillos. Se comenta que dicha fachada es muy parecida a la que en su día fue la portada de la también desaparecida Ermita de San Félix el Cantalicio.

El interior, de una sola nave rectángular, se cubre con bóveda de cañón con lunetos de yeserías y con adornos barrocos de guirnaldas que festonean los lunetos y los pinjantes que cuelgan en los muros bajo la cornisa.

Su cabecera miraba al este, pero al abrirse una nueva puerta en la calle Madre Soledad Torres Acosta, este fue cambiado de orientación, provocando reformas en el testero que abría el camarín del santo enmarcado por el retablo. También provocó que desapareciera una importante caja de piedra apoyada en una moldura doble de talón y toro en 1970.

Por último, en el interior de la parroquia existieron pinturas y esculturas que hoy en día han desaparecido. Entre ellas, destacaron pinturas realizadas por los artistas Francisco de Pancorbo, José Caraza, Manuel Delgado o Juan de Medina, o esculturas diseñadas por Mateo Medina o Josef Espantaleón, entre otros.

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