Cuenta
una leyenda que, en una cueva cercana en el paraje de Chircales, en la Sierra
de Valdepeñas de Jaén, al oeste del pueblo, dos pastorcillos localizaron oculto
y enrollado un lienzo que representaba un Calvario. Otra tradición asegura que
mirando en aquellas cuevas unos ermitaños sujetos a la regla de San Pablo,
acogieron a un arriero y vendedor de paños que donó a los anacoretas el lienzo.
También
se supone que el lienzo fue mandado pintar por Ginés de Nápoles, anacoreta que
allí residió más de treinta años y que falleció en 1609. Lo cierto es que ya a
comienzos del siglo XVII este óleo obtuvo una profunda devoción no sólo de los
vecinos de Valdepeñas, sino también de numerosos lugares de la comarca.
La imagen
se trata de un óleo de 203 x 145, que representa un calvario y al fondo un
ermitaño. De la boca del Crucificado sale una cinta en la que hay escrito en
latín la famosa frase Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Esta obra
fue mejorada en 1751, pintando en su reverso una exaltación de la Eucaristía.
La
cofradía actual fue creada en el año 1986, aprobándose sus estatutos iniciales
el 16 de octubre por el obispo Don Miguel Peinado y Don Santiago García Aracil.
Nació como elemento aglutinador de la colonia valdepeñera de Jaén, con deseo de
patentizar la arraigada devoción que en el pueblo de Valdepeñas de Jaén se
siente por su patrón el Santo Cristo de Chircales.
Está
residenciada canónicamente en la parroquia de San Juan de la Cruz, careciendo de
imagen titular, pues los actos corporativos solo ostentan un estandarte.
La
cofradía se une en Valdepeñas de Jaén a los actos organizados el día 1 de mayo
con motivo del traslado del Cristo de Chircales desde su ermita a la parroquia
del pueblo. La jura de nuevos cofrades se celebra en el santuario serrano de
Chircales el último domingo de julio y también se participa en las fiestas
tradicionales que tienen los días 1, 2 y 3 de septiembre de cada año. A tal fin
la cofradía de la capital se traslada a Valdepeñas donde es recibida por la
hermandad matriz, participa en la Misa y procesión y ofrece una fiesta propia
en honor del Cristo. Además, se une a los actos de despedida que tienen lugar
el último domingo de octubre, cuando el Cristo regresa a su ermita.
En Jaén se
suele ofrecer un triduo en honor a la imagen titular, unos cultos que finalizan
el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Cruz. También celebra funeral
por los cofrades difuntos y diversos actos de culto y convivencia con carácter
puntual.