Está
establecida su sede en la parroquia de Nuestra Señora de la Merced, antiguo
convento del mismo nombre, donde dispone de capilla propia, aunque se dice que
pudo estar depositada en sus inicios en la desaparecida ermita de San Nicasio,
en los ejidos de Belén, para después pasar a la desaparecida también ermita de
San Cristóbal, en el espacio que hoy ocupa el Auditorio Municipal.
La
hermandad, además de costear sus fiestas y actos de culto propio de aquella
época, disponía de bienes propios, entre los que sobresalía un nutrido rebaño.
La hermandad, además de costear sus fiestas y actos de culto propios y atender
al entierro de los cofrades, llegó a disponer de un hospital con veintidós
camas, abierto en una casa de la calle Magdalena Baja.
Debió
ser cofradía con desahogado patrimonio, pues tenía dotadas fiestas en las
parroquias de San Ildefonso, San Bartolomé, Santiago, la Catedral y Misas en el
convento de San Francisco y ermita de San Nicasio.
Lo
solitario del lugar en que se hallaba enclavada la ermita de San Cristóbal y el
jolgorio que aparejaba el preámbulo de la romería abrileña, dieron lugar a
sonados escándalos públicos a los que no conseguían poner remedio ni la
autoridad civil, ni la eclesiástica. Tal era el conflicto que existía que en
1625 la ermita de San Cristóbal tuvo que ser cedida a los PP. Capuchinos, que
allí abrieron su convento bajo el título de Nuestra Señora de la Cabeza, al que
pronto el propio obispo agregó una casa-hospedería.
En 1648,
tras varios enfrentamientos entre cofrades de la hermandad y los monjes
capuchinos, la cofradía acaba trasladándose a la Basílica Menor de San
Ildefonso, desapareciendo allí años después. En 1732 volvió a reorganizarse
adoptando el título de Devota Cofradía y Santa Hermandad de Esclavos de la
Soberana Reina y Nuestra Señora de la Cabeza, volviéndose a establecer en el
convento de los capuchinos. Esta nueva hermandad costeaba los entierros a los
cofrades aplicándoles además doce misas. Mayoritariamente estaba formada por
personas humildes, no admitiéndose personas de cierta relevancia.
Con el
comienzo de la segunda mitad del siglo XVIII la cofradía volvió a caer en
decadencia, si bien siguió activa en San Ildefonso hasta al menos 1772, fecha en
que el Consejo de Castilla prohibió que las hermandades de gloria acudiesen al
Cerro, proponiendo su disolución. En 1789 volvió a reorganizarse, pero esta reconstrucción
duró poco ya que años después, con motivo de la Guerra de la Independencia, el
convento de los capuchinos fue desmantelado.
A
finales del siglo XIX volvió a producirse la enésima reorganización, alcanzando
cierto brillo en la última década de siglo. En esta nueva etapa la cofradía,
como muchas hermandades de Gloria, prácticamente carecía de organización
formal. En agosto de 1924 la hermandad quedó radicada en la parroquia de San
Bartolomé, trasladándose al convento de la Merced, a la sazón regido por los
Padres Claretianos.
La
imagen actual, similar a la venerada en el Real Santuario del Cerro del Cabezo,
es obra del escultor toxiriano José Miguel Tirao Carpio, bendecida el 16 de
noviembre de 2002, realzándose con aureola de plata realizada en los talleres
del orfebre José Lara Rufete. Conserva en su interior los elementos de la imagen
anterior, que databa de 1948.
Esta
participa en la actualidad en la memorable romería que cada año se celebra en
el Cerro del Cabezo, en Sierra Morena, el último domingo de abril.
Con este
motivo, el jueves postrero de abril, se recibe solemnemente a la cofradía del
pueblo granadino de Colomera en la capital, realizándose conjuntamente un
vistoso pasacalle. Al día siguiente, las dos cofradías asisten en corporación,
a primera hora de la mañana, a unos actos religiosos de antiquísimo ritual. En
la Catedral participan en la Santa Misa, adorando después la reliquia del Santo
Rostro. A continuación, visitan en su santuario de San Ildefonso a Nuestra
Señora de la Capilla, Patrona de Jaén. Y luego marchan a la ciudad de Andújar,
donde se unen a los actos allí organizados, dirigiéndose ya al Cabezo, donde la
hermandad dispone de una hermosa casa. Participan en los actos propios de la
romería, ocupando el noveno lugar entre todas las cofradías españolas, y el
lunes regresan a Jaén haciendo su entrada con un vistoso y colorista desfile.
En las
fechas precedentes a la romería, se celebra en la iglesia de la Merced un
devoto quinario, a intención de los cofrades y familiares difuntos. Finalizan
estos cultos con una fiesta solemne y a la tarde procesión por las calles del barrio.
Estos actos van precedidos de un pregón desde 1993.
A lo
largo del año se celebran otros actos de culto, entre los que destacan
frecuentes viajes al Santuario del Cabezo y Misas en sufragio de los cofrades
difuntos.
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