En el salón del noviciado del convento de Santa Catalina Mártir,
hoy llamado Santo Domingo, se encontraba la conocida como Cruz Verde desde el
año 1525. Esta se utilizaba por el tribunal de la Inquisición que allí estaba
instalada para, entre otras cosas, sacarla en procesión las vísperas del auto
de fe.
La cruz presidía la misma quedando cubierta con un paño negro en
señal de duelo de la Iglesia por la muerte espiritual de sus hijos. Simbolizaba
la esperanza de reconciliación con la Iglesia en oposición a la conocida como
Cruz Blanca que se sacaba cuando había los llamados relajados, o lo que es lo mismo,
los condenados a muerte, colocándose apartada en otro altar a diez pasos del quemadero.
La Cruz Verde era
famosa también por ser el arma del escudo de la Inquisición y con ella se
distinguían a sus miembros, ya fueran inquisidores, oficiales, verdugos o
incluso familiares. Comentar también que una cruz verde en campo negro representaba
la redención, con un ramo de olivo en la derecha ofreciendo la esperanza a los
ánimos de los reos para librarse del rigor del castigo con que amenazaba una
espada, situada a su izquierda.
Existe aún la punta
del stipe de otra Cruz Verde, probablemente del siglo XVII-XVIII. Vino procedente
del desaparecido Convento de San Francisco y fue la primera que tuvo el Cristo
de la Expiración de la cofradía del mismo nombre, cuya sede es la Iglesia de
San Bartolomé de la capital del Santo Reino. Puede que su origen quizás esté vinculado
a aquella vergonzosa liturgia. Hoy día su recuerdo queda retratado en la actual
calle Las Cumbres, donde probablemente desde 1483 hasta 1525 vivieran gran
parte de los familiares del Santo Oficio.
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