Ubicada
en la calle Doctor García Anguita, junto a las escaleras que bajan a la calle
Los Álamos, esquina con la calle Muralla, esta hornacina es la más importante y
popular de todas las existentes en la ciudad. Su objetivo era iluminar aquella
zona oscura que a la vez daba consuelo a los presidiarios de la cercana cárcel
ubicada junto a la Casa del Pregonero, gran complejo jurídico administrativo
que ocupaba la manzana delimitada hoy por la calle Muñoz Garnica, la calle
Doctor García Anguita, la calle Muralla, la calle Colón, la Plaza Cervantes y
la Plaza de la Audiencia.
En
el siglo XVIII, la prolongación de la calle de los álamos de San Francisco era
conocido como Ventanas de la Cárcel. La actual calle Muralla era la antigua
calle Arco de la Cárcel, que, continuando hasta la actual Plaza Cervantes y su
arco, suponía la única salida de la ciudad por el barrio de San Lorenzo a la
zona de extramuros a través del conocido como callejón de la Cárcel.
Originariamente,
esta hornacina fue construida a finales del siglo XVIII sobre zócalo de labrada
sillería, y con arco de medio punto de piedra con pretensiones de capillita.
Sobre el zócalo se levantaba un retablo de yeso de dos cuerpos, el inferior con
un nicho con la imagen de un Crucificado llamado “El Cristo de la Luz”, y el
superior estaba presidido por la imagen de Nuestra Señora de las Angustias.
Delante del retablo había una baranda de hierro, de dos hojas.
La
imagen actual de escayola sustituye a la primitiva de madera destruida durante
la Guerra Civil, siendo reformada la hornacina, a mediados del siglo XX, por el
arquitecto Manuel Millán, conservándose en la actualidad el arco donde se
situaba el retablo y el zócalo, revestido de placa de piedra, donde posee una
pequeña cartela en la que se puede leer Stmo. De la Luz XII-XI 1939. La zona
donde se situaba el retablo se ha revestido con placa de mármol rojo,
abriéndose en el centro un nicho con la imagen del Cristo, adornada con dos
jarrones. Cierra la estructura una sencilla reja de hierro.