Nuestra Señora de la Piedad, como
así se conoce a este grupo escultórico, es propiedad de la Diputación
Provincial de Jaén, cedida por esta a la Pontificia y Real Cofradía del
Santísimo Cristo Yacente y Siervos de Nuestra Señora de la Soledad, lo que hace
que dicha imagen sea venerada en la capilla de su propiedad en la Basílica
Menor de San Ildefonso.
Esta
imagen se ajusta al modelo que muestra el cadáver de Cristo, sentado en el
suelo y con la cabeza sostenida por su madre. Ambas imágenes son de talla
completa, destacando el sereno rostro de María, de edad avanzada y con la
mirada perdida. Del Cristo habría que resaltar su modelado anatómico sin apenas
golpes, que sólo muestra las heridas en manos, rodillas, pies y frente.
Se
desconoce al autor de esta obra, aunque se sospecha que proviniera de la
escuela valenciana de la época, en el año 1918. Se comenta que la imagen fue
donada por don Manuel Villar Muñoz y doña Concepción de la Fuente al Hospital
de San Juan de Dios de la capital. Allí quedó constancia de una lápida de
mármol en la que figuraba la siguiente inscripción: “…Este altar fue
donativo/del Sr. D. Manuel Villar Muñoz/y su señora doña/Concepción de la
Fuente/Año 1918…” Un año más tarde fue reconstruida el Altar Mayor de la Capilla
del Hospital.
Ya en 1930, Nuestra Señora de la
Piedad realizó su primera estación de penitencia de la mano de la Antigua, Insigne, Venerable y Real Congregación del Santo Sepulcro de Cristo y de Siervos de la Orden Tercera de Nuestra Señora de los
Dolores, dentro del grupo escultórico de El Calvario, rodeada del Buen Ladrón
Dimas y Mal Ladrón Gestas.
Durante
la guerra civil española, pudo salvarse de las piras iconoclastas de la misma,
reapareciendo en 1945, y saliendo de su casa, al pie de una Cruz Desnuda, en la
procesión oficial del Santo Entierro organizada por la Cofradía de la Soledad.
Un año más tarde, desfiló en la primera salida procesional de La
Antigua e Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo de la Clemencia, Nuestro Padre Jesús de la
Caída, Santa María Magdalena y María Santísima del Mayor Dolor.
Desde 1947 hasta 1993, continuaría
desfilando ininterrumpidamente los años impares junto con la Cofradía de la
Soledad, a excepción de los años 1963 y 1979, que no pudo salir a la calle por
inclemencias meteorológicas. Excepcionalmente, en 1954, la imagen de la Piedad
procesionó en Sábado Santo en un acto organizado por todas las cofradías, idea
que no llegó a implementarse.
Durante
décadas, la imagen se veneraba al culto en la Capilla del Hospital de San Juan
de Dios y era trasladada en Cuaresma a la Iglesia de San Ildefonso para
procesionar desde este lugar gracias a la inestimable colaboración de don
Rafael Ortega Sagrista. En 1978, año del cierre del Hospital, la imagen fue
trasladada definitivamente a la Basílica Menor de San Ildefonso.
El paso de Semana Santa estaba
formado por la imagen de Nuestra Señora de la Piedad en la parte delantera
acompañada de una Cruz Desnuda en la parte trasera. Esta cruz, mientras tanto, sujetaba
una sábana blanca con dos escaleras apoyadas en el reverso de la misma.
Durante
sus actos procesionales, a Nuestra Señora de la Piedad le han sucedido
diferentes hechos ajenos a ella. La primera más reseñable data del año 1951.
Justo cuando la procesión caminaba por la calle Campanas, un joven resultó
electrocutado, muriendo al instante. En 1969, al trono de la Señora se le
rompió la dirección, que durante esos años iba a ruedas, quedando estacionado
en la calle Virgen de la Capilla. Dos años más tarde, Nuestra Señora de la
Piedad procesionó acompañada de San Juan Evangelista, idea que no fue del
agrado de la familia cofrade de la ciudad.
La
idea de dejar de procesionar a la imagen en 1993 se debió a cuestiones
coyunturales y a su pésimo estado de conservación. En los últimos años, en el
seno de la hermandad existió una corriente positiva que buscaba volver a sacar
a la calle a la querida imagen. De hecho, en 2017, Nuestra Señora de la Piedad
presidió el Via Crucis que cada año organiza, para el Miércoles de Ceniza, la
Agrupación de Cofradías de la capital del Santo Reino, después de un profundo
proceso de restauración llevado a cabo entre 2014 y 2015.
Finalmente,
en el año 2019, el grupo escultórico de Nuestra Señora de la Piedad vuelve a
procesionar por las calles de su barrio, San Ildefonso, por esa inigualable
calle Bernabé Soriano, y por esa zona catedralicia que durante tanto tiempo la
vio pasar.
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