Este noble escultor,
arquitecto de retablos e imaginero dejó un importante legado, no solo en la
capital del santo reino, sino por toda la geografía provincial. Nació en Toledo
a mediados del siglo XVI, pero no fue hasta el año 1578 cuando se instala en Jaén,
concretamente en el barrio de San Ildefonso, primero cerca de la iglesia del
mismo nombre, después frente a la misma, y por último, en la calle Hurtado. Jaén
estuvo a punto de poseer una escuela escultórica propia gracias a la labor de
nuestro protagonista, aunque estuviera muy hermanada con la producción
granadina de Pablo de Rojas. Lamentablemente, esta oportunidad no se
aprovechó.
Toda escultura e imagen
del autor tenía un patrón en común. “rostros cuadrados de prominente
barbilla redondeada, manos grandes y expresivas que dejan salir unas mangas de
plegado apretado y paralelo en el puño”.
Al poco de llegar a la
ciudad, su primer encargo se lo va a realizar la cofradía de la Magdalena
(no la actual cofradía) para que realice una imagen de la Magdalena, revestida
y postrada con el fin de salir en procesión. A continuación, realizó al
completo el grupo escultórico del Calvario de la Cofradía del Santo Sepulcro,
formado por el Señor Crucificado, buen ladrón Dimas, mal ladrón Gestas, además
de Nuestra Señora de los Dolores, que también procesiona en las tardes del
Viernes Santo, San Juan y una Magdalena. En 1595 realizará un Niño Jesús para
la cofradía del Nombre de Jesús, aunque su obra culmen pudo ser la realización
de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, "El Abuelo", sin que
este hecho aún no haya sido probado.
En 1592 fue nombrado, por
parte del obispo don Francisco Sarmiento de Mendoza, “Visitador y veedor
general de obras” de la diócesis jiennense. De este trabajo consta la
realización de informes y su papel como tracista en proyectos como el chapitel
de la torre de la iglesia de San Ildefonso, realizado en 1624, suprimido en el
siglo XVIII, pero del que se conserva un dibujo firmado por el maestro; o el
diseño de la cúpula del Convento de las Bernadas, en 1626. Además, se le
atribuye también las trazas de la portada de las Casas Episcopales de la
capital, en el año 1606.
Entre los múltiples
retablos por la provincia, en la capital del Santo Reino se realizaron obras
para los Conventos de Santa Clara o la Iglesia de la Magdalena, el mayor de San
Bartolomé en el 1582, aunque ha perdido 4 imágenes y un relieve, las
imágenes en la capilla catedralicia del Santo Rostro, o la imagen de San Pedro
del Retablo mayor de la Catedral de Jaén.
Sebastián de Solís se
casó en Almagro, en la provincia de Ciudad Real, con Francisca de Villena. Se
cree que hacia el año 1603 su mujer se marchó a Madrid con sus hijos, lugar
donde moriría en 1622 aproximadamente. Sebastián de Solís pasó gran parte de su
vida en Jaén en soledad. Pese a que en su testamento declara querer que lo
entierren en San Ildefonso, no es allí donde fue enterrado, ya que se presume
que se marchó a Granada con su hermana Jerónima y fue allí donde falleció
alrededor de 1630-1631.
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