En el lugar en el que actualmente se encuentra el monasterio, existió anteriormente uno dedicado a la Santa Quiteria, fundado por frailes isidros que, más tarde, pasó a la Orden de los Jerónimos y, posteriormente, a los Capuchinos, que fueron sus últimos habitantes hasta que pasó a manos de las Clarisas descalzas.
El edificio se configura como un recinto fortificado en todo su perímetro exterior, conjugando la austeridad con la belleza arquitectónica, ya que el monasterio se abre en un tramo de la muralla, teniendo incluso que derribar algunos lienzos de la misma y a trasladar una torre sin licencia real.
En cuanto a su iglesia, el autor fue presumiblemente Juan Bautista Monegro, cuya finalización data del año 1627. Presenta una planta de cruz latina, ligada a la idea de sobriedad de los monasterios y al estilo herreriano de finales del siglo XVI. La nave se cubre con bóveda de cañón con lunetos de media naranja sobre pechinas en el crucero, decorándose con el escudo del obispo de Troya sostenido por águilas. El retablo es de barroco temprano de orden corintio decorado con pinturas.
En el recinto se encierra muchos tesoros artísticos, entre los que destacan una rica colección de pinturas de Angelo Nardi. En el exterior, en uno de los laterales, se asienta una fuente, lindando con la célebre Parque de la Alameda, y más arriba se encuentra la única puerta que se conserva del antiguo recinto amurallado de la ciudad, la llamada Puerta del Ángel.
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