viernes, 11 de mayo de 2018

Nuestro Cristo del Arroz


Desde el viernes anterior al segundo domingo de mayo se festeja una verbena popular en las calles del barrio de la Glorieta, al sur de la ciudad, con barras y carpas improvisadas en bares, cocheras y espacios públicos, así como mercadillos y atracciones de feria, toda ella en honor al Cristo de los Charcales, popularmente conocido como Cristo del Arroz.


Este Cristo se encuentra muy vinculado al paraje de la Fuente de la Peña. Aunque ya en el siglo XV era tradición celebrar allí la Pascua del Espíritu Santo o Pentecostés, no es hasta el siglo XVI cuando la fuente es sacralizada bajo una advocación mariana donde se construye una ermita que estuvo en pie hasta el siglo XVIII. El 11 de agosto de 1588 se documenta la fecha de constitución de la cofradía y capellanía de Nuestra Señora de la Peña, a iniciativa y expensas del jienense Sebastián Carrera.


La actual advocación cristológica es de principios del siglo XIX, cuando se inicia la construcción de una nueva ermita para acoger al Santo Cristo de la Peña. A partir de 1885 se empezó a conocer como Cristo de Charcales, año en el que se funda su cofradía, y en 1905 el Ayuntamiento financia la construcción de la ermita actual. Durante la Guerra Civil la imagen fue destruida, encargándose la imagen de una nueva en 1939, y otra en 1947, la que hoy se procesiona y que fuera bendecida el 20 de mayo de ese año en un acto al que asistió una representación de la cofradía del Cristo de Chircales, de la localidad de Valdepeñas de Jaén.


La romería comienza el domingo del segundo fin de semana de mayo a las ocho y media de la mañana, siendo previamente anunciada con el lanzamiento de cohetes. La procesión romera, acompañada de repique de tambores, sale del barrio para realizar un pasacalles por el centro histórico de la ciudad, en cuyo camino se realiza una ofrenda floral en el Camarín de Jesús.​  Posteriormente, la procesión se dirige a la ermita del Cristo de Charcales, donde se celebra una misa al mediodía. Al llegar la tarde, la hermandad regresa a la ermita, porta al Cristo en unas andas, y se inicia una procesión por las calles del barrio, en compañía de una banda de música y en la que tradicionalmente participa el alcalde de la ciudad. Al caer el sol, la imagen retorna a su templo.

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