viernes, 16 de febrero de 2018

En el olvido: La Puerta Barrera

En la muralla a la entrada de la antigua calle Puerta Barrera, hoy Virgen de la Capilla, se situaba la puerta del mismo nombre. Tenia una sola torre cuadrada, que junto a la torre del Molindorro y la del Cabo defendían el adarve amurallado de San Ildefonso. 

De origen bajomedieval, fue reedificada en el año 1809. Era estrecha, de arco de medio punto y con dos puertecillas a los lados. Un frontón triangular coronaba la portada y en él se veían dos escudos de armas, por la parte que daba a ella el de la ciudad, con una inscripción que decía: "Reinando Fernando VII, y en su nombre la Junta Central, año de 1809", y por el que daba al arrecife el de España.
 
Cuando se cerraban las puertas de la muralla por las epidemias, esta era diferenciada, o bien para el transito exclusivo de forasteros, o bien era la única que quedaba abierta. Tan angosto era su paso como el de la calle puerta barrera. En la feria de agosto los caballos, mulos y asnos circulaban en dos filas hasta el Mercado con las cabezas junto a las casas y los cuartos traseros enfrentados cerrando el paso a riesgo de una coz.
 
Por su poca anchura, la puerta fue demolida en 1859 a raíz de que el administrador de la empresa de diligencias, llamada la Madrileña, manifestó el detrimento que sufrían los carruajes en general, y en particular los de su empresa por su abultada caja, que los obligaba a parar delante de la puerta y a los pasajeros a ir a pie andando por el lodazal hasta el Parador Nuevo de la plaza del Mercado, actual Plaza de la Constitución.
 
De la primitiva Puerta quedó tan sólo dos pilares, a modo de columnas, a uno y otro lado de la calzada. Tres años después, en 1862, fue reconstruida en un trasunto neogótico de arco apuntado.
 
En la época de Franco aun se conservaban esos pilares. Ya por entonces convivían con una monumental farola que mantenía la significación de tan señalado lugar hasta que fuera desterrada por el ministerio de Obras Publicas al entorpecer el desarrollo de la N-323 de la que era dueño y cuyo espacio invadía. En la actualidad, esta farola ha sido localizada en la ciudad de Écija.

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