viernes, 19 de noviembre de 2021

Jaén en la II República: La enseñanza normalista y primaria de Jaén


En la segunda república española la educación normalista vivió verdaderas épocas de esplendor. En un principio se fusionaron las dos escuelas normales cimentando así la Escuela de Magisterio primario. De este modo, los profesores participaron en la experimentación de innovaciones didácticas y en el desarrollo de la vida cultural de la provincia a través de conferencias, visitas a Museos y cursos de ampliación.

Frente al carácter culturalista de los planes educativos anteriores, el sistema docente republicano haría especial hincapié en el aspecto profesional. Para ello se buscaba que los profesores estuvieran mejor preparados para trabajar en las Escuelas Normales, exigiéndoles poseer bachillerato y haber estudiado materias tales como Psicología, Paidología y otras metodologías especiales.

Estos estudios gozaron en Jaén de un predicamento especial entre aquellos profesores de ideología cercana al gobierno republicano y los que eran simpatizantes de las corrientes conservadoras que defendían los nuevos estudios.

Entre los profesores que formaban parte de las Escuelas de Magisterio Primaria se encontraban Enrique Esbrí, Antonio Pasagali, María Dolores y Aurelia García Andoaín, Pedro Lópiz Llópiz, Martín Noguera, Victorina Asenjo, Pilar Sarrablo, Heliodora Cruz y muchos otros que manifestaron continuamente su preocupación por la buena marcha de las enseñanzas. De hecho, prestaron su colaboración a todo tipo de actividades sociales tales como el ropero o la cantina escolar.

Aunque en las Escuelas Normales situadas en la zona rebelde abolieron todas las medidas innovadoras de la República al inicio de la guerra civil, en la capital del Santo Reino se mantuvieron dichas enseñanzas hasta el final del conflicto bélico, aunque con ciertos ajustes, ya que los republicanos expulsaron de las aulas a aquellos profesores que no eran afines al gobierno. Es por ello que también, entre 1936 y 1939, se formaron a maestros antifascistas para que fueran capaces de comprender el significado de la lucha contra los militares y las ansias de liberación del pueblo.

Una vez acabado el conflicto bélico las medidas represoras vendrían del bando contrario y los profesores fueron sometidos a otra depuración. Muchos habían fallecido durante la contienda o habían tenido que huir mientras que otros profesores sufrieron con la depuración el consiguiente traslado. Todos tuvieron que demostrar su buena conducta, probar que carecían de antecedentes político-sociales y justificar no pertenecer a partidos de izquierdas.

Las asignaturas aprobadas durante el período republicano quedaron invalidadas y el Plan de Estudios vigente, suprimido. El edificio de la escuela, al menos, no había sufrido daño. Por todo esto, la trayectoria de innovación llevada a cabo durante el período republicano se vio truncada por la finalización de la guerra civil y la posterior separación de las Escuelas Normales.

En un panorama sombrío y con un profesorado mermado y sin autonomía esperarían a la implantación de un nuevo Plan de estudios que no tuvo nada que ver con los gloriosos años de la segunda república.

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