Tanto
en la capital del Santo Reino como en el resto de España se vivía una época de
crispación política entre los que pedían un cambio social y económico que
acabara definitivamente con el poder oligárquico en España y los que luchaban
por defender su posición privilegiada, como la iglesia o el ejército. De este
modo nació una II República el 14 de abril de 1931 propiciada por la caída de
la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera y el descrédito de la Monarquía.
Dos
días antes, el 12 de abril, se celebraron unas elecciones que permitieron la
entrada en el poder a los partidos que luchaban por un cambio en las
instituciones, de las que Jaén votó masivamente por la entrada de los
representantes de la clase trabajadora en las cortes españolas convirtiéndose
así, simbólicamente, en una ciudad cercana a la república que se avecinaba.
Desde
entonces y hasta 1936 en la ciudad se vivía cierta tensión por las
contradicciones de su sociedad y por el posicionamiento claro hacia bandos que,
más que unir, lo que provocaban era que aumentara las radicalizaciones.
El
18 de abril de 1936, los militares más conservadores del ejército se levantaron
en armas contra el gobierno que democráticamente había elegido el pueblo. En la
capital intentaron tomar los edificios públicos más representativos, como el
actual Palacio Provincial, que por aquella época albergaba las principales
instituciones políticas y de seguridad, y el Palacio del Ayuntamiento.
El
escaso número de militares, la indecisión del responsable de la Guardia Civil
en la provincia, el teniente coronel Iglesias, a la hora de entregar las armas
a los rebeldes y el enorme apoyo con el que contaba el Comité Provincial del
Frente Popular, provocó que el intento de golpe de Estado fuera un auténtico
fracaso.
La
república estaba alerta y prevenida con anterioridad. De hecho, el 14 de junio
de ese mismo año, el Gobierno Civil se reunió para coordinar todas las acciones
que fueran necesarias para controlar a las fuerzas derechistas de toda la
provincia para así impedir, de este modo, al famoso alzamiento militar.
Durante
la república, Jaén tuvo hasta cuatro alcaldes de diferente ideologías, a saber:
Pedro Lópiz Llópiz (entre mayo y julio de 1931), José Morales Robles (entre julio
de 1931 y octubre de 1934), Melchor Cobo Medina (entre octubre de 1934 y
febrero de 1936), por segunda vez José Morales Robles (entre febrero y junio de
1936) y José Campos Perabá (entre junio de 1936 y final de la Guerra Civil).
Don
José Morales Robles pertenecía, desde muy joven, a la UGT y al Partido
Socialista Obrero Español. Fue gerente del diario liberal La Libertad y también
dirigió un diario socialista de corta existencia. Ya intentó en 1920, a través
del PSOE, acceder a las cortes españolas, pero no resultó elegido. Durante la
dictadura de Primo de Rivera su posición fue excesivamente crítica contra el
régimen apoyado por Alfonso XIII.
En
1929 fundó el periódico Democracia, del cual fue director y propietario hasta
en 1932, época en que lo cede a sus trabajadores para que él pudiera acceder al
Ayuntamiento de Jaén, del que fue alcalde en varias ocasiones. Durante la
república también fue detenido en 1934 y desterrado al municipio cordobés de
Zuheros.
En
1936 fue de nuevo alcalde de Jaén, pero al inicio de la guerra se exilió a
Francia. Tiempo después, en 1938, el bando republicano de la capital recibió la
noticia de que don José Morales murió en el país vecino, sin especificar la
ciudad exacta.
Don
José Campos Perabá, en cambio, ingresó en 1929 en la Real Sociedad Económica de
Amigos del País, formando parte de su directiva diez años más tarde. En 1931 se
incorporó al Partido Republicano Radical Socialista, puesto que le permitió ser
cuarto teniente de alcalde de la ciudad. En ese mismo año fue miembro de la
comisión nombrada para hacerse cargo provisionalmente del Gobierno Civil de
Jaén. Un año más tarde, Abandona el Partido Republicano para afiliarse al PSOE.
En 1936, por enfermedad de don José Morales Robles, se convirtió en alcalde de
la ciudad hasta el final de la Guerra Civil.
Al
finalizar la misma salió de Jaén rumbo a los puertos de Alicante o Cartagena,
pero el 4 de septiembre de ese mismo año fue detenido en el municipio granadino
de Baza, siendo trasladado a la cárcel de Granada. De ahí fue trasladado a la
Prisión Provincial de Jaén donde fue condenado, en Consejo de Guerra, a la pena
de muerte. El 24 de febrero de 1940, a la edad de 42 años, fue fusilado en las
tapias del Cementerio de San Eufrasio.
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