viernes, 10 de septiembre de 2021

La reja de la Capilla de San Andrés

La reja, obra de Maestro Bartolomé, pertenece a un período de transición entre el Gótico y el Renacimiento o, lo que es lo mismo, al período comprendido entre 1490 y 1530. Presenta estructuras de grandes proporciones diferenciadas en dos cuerpos, de mayor altura el primero, separadas por una franja intercorporal corrida o que a veces sube en el centro para marcar el dintel de la puerta.

A su vez están divididos en tres calles semejantes de la que destaca la central por estar en ella la puerta. Posee un barrotaje muy variado, fajas intercorporales, frisos y en los remates aparecen formas renacientes hechas en chapa doble calada. Por último, los ornatos y los redropies son casi siempre muy goticistas.

La función de la reja es la de cerrar o abrir la Capilla de la Purísima Concepción, cuya entrada contiene un arco de medio punto. La reja se alza sobre un pequeño zócalo interrumpido en el centro. En ella descansa el primer cuerpo de la obra, un espacio de tres calles formada por cuatro barrotes capitales cuadrillados y decorados con formas vegetales doradas. Las dos calles laterales presentan ocho barrotes torsos de escisión central romboidal, que en cuatro de ellos, alternados, se complica en forma de ojiva, mientras que en el resto hay pequeñas lanchas con decoración vegetal.

En la calle central se encuentra la puerta en forma de arco de medio punto, con ocho barrotes torsos, idénticos a los de los laterales, pero flanqueados por dos más gruesos. El arco del hueco de la puerta está decorado por motivos vegetales dorados y dos angelitos a modo de enjustas o alfiz. Sobre ella se encuentra la parte central de la faja intercorporal, elevado para facilitar la forma arqueada.

El conjunto en sí, dorada y pintada, está flanqueada por dos formas curvilíneas iguales a las ménsulas o las rocallas y que, a su vez, están sujetas por los angelitos. La faja intercorporal basa su decoración en formas vegetales repetidas y afrontadas a modo de candelieri.

El segundo cuerpo contiene también tres calles flanqueadas por cuatro barrotes capitales torsos, siendo los dos extremos más largos, que a su vez están divididos en dos partes y decorados en la parte central por unas mazorcas doradas. Los dos barrotes capitales centrales son más cortos por la franja intercorporal en su calle central.

Las dos calles laterales tienen ocho barrotes cada una que combinan las formas cuadrilladas en su primer tercio con los torsos de los dos tercios inferiores con escisión romboidal a la altura del primer tercio empezando por abajo. El paño central representa el abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, donde aparecen enlazando sus manos con un ángel sobre sus cabezas. A los lados se encuentran dos hombres y dos mujeres. En ella se puede apreciar el estudio de las anatomías y los volúmenes y el intento de plasmar el movimiento. Sobre la escena cuelgan unas guirnaldas y demás motivos vegetales. 

El segundo cuerpo está rematado por un friso decorado con formas vegetales y animales que se repiten a lo largo de todo él en una labor calada y de filigrana de hierro. El friso está dividido en tres partes y manifiesta, en cuatro figuras humanas, que descansa en los barrotes capitales del cuerpo inferior.

El remate de la obra es una representación del Árbol de Jessé, o árbol genealógico de María, que arranca en la figura de David yacente sobre el friso en el centro de la composición. Respecto a la ascendencia de la Virgen, sólo aparecen representadas doce de las veintiséis generaciones como frutos del árbol.

Esta última parte del conjunto está hecho a base de formas curvas o volutas de hierro en las que se entrelazan las formas vegetales y humanas en hierro repujado, dorado y coloreado, dando así un aspecto variado y rico. Posee doble ornamentación, es decir, las figuras se repiten tanto en el interior como en el exterior de la capilla.

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