Luis
Barbero, natural de la capital del Santo Reino, es un artesano que ya en plena
jubilación recrea en miniatura nuestro rico patrimonio material, tanto presente
como pasado. En su local de apenas 30 metros cuadrados, situado en el número 14
de la calle de San Andrés, podemos ver reproducciones exactas de monumentos
tales como el teatro de las comedias, el antiguo colegio de San Vicente de
Paúl, el Hospital de Jesús, María y José, las iglesias de Santa Cruz y San
Miguel, el Ayuntamiento, la Diputación, los Baños Árabes, La Magdalena, el
Pilar de El Arrabalejo y la Catedral, por citar algunos de ellos.
En
total, cerca de un centenar de obras maestras que bien se merece el reconocimiento
no sólo de sus vecinos, sino de toda la ciudad y de todo aquel que nos conozca.
De este modo, don Luis Barbero Anguita declara su amor por la tierra que lo vio
nacer y que tanto le ha regalado.
Su
infancia la vivió en un rincón del casco histórico conocido como Ropa Vieja, en
la actual calle Alcalá Venceslada. Cuando contrajo matrimonio se mudó primero
al Barranco de la Coronada y después a la calle Maestro Bartolomé.
Su
afición por la carpintería nació con tan sólo siete años, momento en el que
construye sus primeras piezas de miniatura, o lo que es lo mismo, carritos,
armarios, carruseles… Todo ello con la ayuda inestimable de su padre,
carpintero de profesión.
A
los nueve años empezó a trabajar en un taller artesanal de la calle Espartería.
Pasado un largo periodo de tiempo, y tras una breve estancia en Mallorca,
regresa a la capital para trabajar en la Diputación Provincial.
Al
jubilarse en el año 2005 comenzó a construir su colección, comenzando por la
Santa Iglesia Catedral. Gracias a los libros de Agustín Garzón y a los modelos
de los hermanos Senise ha recabado la información necesaria para poder cumplir
su sueño. Para él uno de sus mayores deseos sería ver su colección en un museo
o en una sala de exposición o que, al menos, su local sea incluido en alguna
ruta turística de la que existe un nuestra ciudad.
Numerosos
políticos de todas las ideologías tanto a nivel local como provincial o regional
se han interesado por su obra. Le han prometido tantas cosas que sus decepciones
han provocado que Luis Barbero no espere nada de las administraciones públicas.
Esperemos no arrepentirnos de perder una de las joyas más recientes de la
capital del Santo Reino.
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